Controlando el ácido úrico

Carmen Reija

El ácido úrico es un compuesto que se genera en nuestro organismo de forma natural a partir del metabolismo de las purinas que forman parte de ciertas proteínas. Su nivel debe ser el adecuado para evitar que se acumule en la sangre y genere problemas como la gota. Cuando la concentración es elevada, se forman sales (denominadas uratos) que pueden depositarse en pequeñas articulaciones y tejidos cercanos. Como consecuencia, se dañan las articulaciones y se presenta una artritis crónica.

14/05/2014

La enfermedad gotosa suele aparecer después de los 35 años. Los datos constatan que afecta fundamentalmente a hombres de 40 a 50 años. Cursa con dolor artrítico normalmente localizado, que se inicia en el dedo gordo del pie y asciende por la pierna. A ello puede acompañarle una nefrolitiasis úrica ...

La enfermedad gotosa suele aparecer después de los 35 años. Los datos constatan que afecta fundamentalmente a hombres de 40 a 50 años. Cursa con dolor artrítico normalmente localizado, que se inicia en el dedo gordo del pie y asciende por la pierna. A ello puede acompañarle una nefrolitiasis úrica (piedras en el riñón) y la denominada nefropatía gotosa (aguda o crónica).

La acumulación se relaciona con las alteraciones del metabolismo del ácido úrico. Estas variaciones metabólicas tienen un componente genético pero también se asocian a la práctica excesiva de ejercicio, el consumo de alcohol, la obesidad y la dieta. El mecanismo conocido se basa en que el riñón es el encargado de la expulsión de la mayor parte del ácido úrico presente en el organismo, siendo ayudado por el intestino (aunque en menor proporción). Así, cualquier defecto en el riñón, predispone a la aparición de la denominada gota primaria. En otras ocasiones, la presencia de ciertas enfermedades (leucemias, obesidad, diabetes, hipertensión, etc.) son causa de la denominada gota secundaria.

El diagnóstico lo realiza el médico. Normalmente es suficiente con hacer un análisis de sangre completo en el que se determinan los valores de este compuesto (mayores de 12 mg/dl se consideran hiperuricemia). A ello se suele unir un análisis de orina complementario y que permite una detección muy precisa. Puede ser necesario realizar alguna otra prueba que el médico determinará.

El tratamiento lo decidirá el médico. Se usan medidas higiénicas que incluyen dieta y ejercicio adecuados y ciertos fármacos que debe pautar. Para prevenir el aumento de los niveles de ácido úrico se recomienda consumir lácteos bajos en grasa diariamente y alimentos ricos en vitamina C (naranjas, kiwis, brécol, etc.) También se considera adecuado el ajo por sus reconocidas propiedades circulatorias y depurativas. Elige carne de pollo y pavo, cereales, arroz y patatas.

Se recomienda evitar:

-El sobrepeso.

-El consumo de alcohol.

-La baja hidratación.

-La ingesta de alimentos con fructosa añadida (galletas, zumos de frutas envasados, barritas de cereales, productos bajos en calorías, etc.)

-El consumo excesivo de alimentos ricos en proteínas y grasas (carne roja, patés o embutidos derivados del cerdo, por ejemplo). Tampoco se pueden consumir vísceras.

-El exceso de marisco en la dieta. Tampoco se recomienda abusar de anchoas, caballa, arenques y otros pescados similares.

-El abuso de vegetales ricos en purinas como espinacas, puerros, setas, etc.

-La cafeína presente en bebidas de cola, café, té, etc.

La fitoterapia puede ayudar. Se suelen usar: cola de caballo y alcachofa (buenos diuréticos), arándanos (antioxidantes y diuréticos), cardo mariano (desintoxicante hepático) o el harpagofito (antiinflamatorio).

Algunos fármacos influyen en el nivel de ácido úrico incrementándolo (ácido acetil salicílico, cafeína, alcohol, epinefrina, levodopa, teofilina, etc.) o reduciéndolo (corticosteroides, estrógenos, glucosa, etc.)

Una propuesta sana: Desayuno: un pomelo, un vaso de agua, 2 tostadas integrales con aceite de oliva virgen y un café (descafeinado) con leche desnatada. Media mañana: un plátano y un vaso de agua. Comida: pollo asado con arroz blanco y natillas caseras. Merienda: un yogur desnatado, una infusión y una tostada de pan con cereales. Cena: menestra de verduras y merluza a la plancha. Antes de acostarte un vaso de leche desnatada con miel.

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