Para evitar llegar hasta ese momento, no hace falta llevar a cabo grandes gestos ni gastarnos dinero en terapias y remedios. Lo más importante es aprender a relajarse en casa: cómo respirar, automasajes, estilo de alimentación, pautas para desconectar y dormir bien. En fin, una serie de recomendaciones que son fáciles de practicar y que nos van a ayudar a sentirnos mejor.

 7 consejos para tu bienestar

1. Simplifica tu vida: organiza tu tiempo, delega y aprende a decir que no, disfruta de un rato de ocio y guarda un pequeño espacio para ti todos los días.

2. Aprende a respirar: solemos respirar de forma superficial y tensa. Por ello, hay que aprender a respirar despacio, en profundidad, escucha tu respiración y haz los movimientos de inspiración y expiración de manera consciente y pausada.

3. El buen humor, la mejor medicina. Bailar, cantar, escuchar música o simplemente reír nos hacen sentirnos mejor y como consecuencia, sentirnos mejor; ya que eliminan el estrés y combaten las tensiones.

4. Calma tu mente. Con las técnicas orientales de meditación y relajación logramos que nuestro cansancio, que muchas veces es más mental que físico, desaparezca.

5. Masajes curativos. Los masajes tienen numerosas propiedades terapéuticas y es el mejor método para relajarse, debido a que estimula las hormonas vinculadas directamente con el bienestar y la disminución del estrés.

6. Alimentos para sentirse mejor: comer más proteínas nos ayuda a regular la serotonina que influye en los niveles de malestar y también más hidratos de carbono que tienen propiedades calmantes. También viene bien tomar zumos e infusiones.

7. Duerme bien: descansar de manera óptima garantiza el bienestar físico y psíquico y retrasa el envejecimiento prematuro. Hay que atender al lugar en el que dormimos, la hora, el ambiente y reducir nuestra actividad poco a poco en las horas previas a acostarnos para no hacerlo alterados.

La hidroterapia

El agua resulta milagrosa para encontrarnos mejor. Desde una simple ducha hasta un baño preparado en casa o disfrutar de un tratamiento en un spa en un balneario, nos devuelve la paz al espíritu y la energía al cuerpo.

Por ejemplo, los chorros de agua fría acaban con la tensión o el baño turco produce una profunda relajación muscular y favorece la eliminación de toxinas.

Y si no accedes a un lugar de tratamiento, te lo puedes preparar en casa con pocos elementos: una ducha a través de la cual el agua salga con la mayor presión posible, un cepillo de cerdas naturales para activar tu circulación con un masaje, sales de baño o gotas de aceites relajantes, que puedes encontrar en tu herbolario, y al final unas toallas previamente calientes, donde envolverte y reposar tranquilo durante media hora.