Carmen Reija
Cada bocado tiene su función. Aunque uno te guste más que otro, y sin obsesionarte, procura no eliminar nada de tu menú. Puede costarte más pero no renuncies a intentarlo porque tu salud te lo agradecerá. Aprender a comer es una asignatura fundamental y, en ocasiones, pendiente. Habla con tus hijos y enséñales a probarlo todo y a que no digan que no les gusta antes de hacerlo.
Nuestra dieta habitual es muy importante para la salud, por lo que organizar de manera adecuada los menús diarios se hace imprescindible para alcanzar un objetivo último y primordial: estar sanos. Los nutrientes de los alimentos realizan diferentes funciones en el organismo y, normalmente, unos precisan de otros para ello. ...
Nuestra dieta habitual es muy importante para la salud, por lo que organizar de manera adecuada los menús diarios se hace imprescindible para alcanzar un objetivo último y primordial: estar sanos. Los nutrientes de los alimentos realizan diferentes funciones en el organismo y, normalmente, unos precisan de otros para ello. Por ejemplo, el hierro es fundamental para la hemoglobina de la sangre; el calcio para los dientes y los huesos; la vitamina D para la absorción de calcio, etc.
Tienen que llegar al organismo (normalmente) a través de la dieta por lo que, en su planificación y siempre teniendo en cuenta las necesidades de todos los miembros de la familia, debemos incluir nutrientes de cada grupo de alimentos:
- Leche y derivados, para el mantenimiento de huesos y dientes.
- Carnes, pescados y huevos, fuente de proteínas imprescindibles para nuestros tejidos y órganos.
- Cereales, patatas y legumbres, que aportan la energía necesaria para la realización de las funciones vitales y el ejercicio físico.
- Verduras y frutas, con minerales y vitaminas, nutrientes reguladores del organismo.
- Grasas, que aportan energía de reserva, ya que el organismo no puede producirla por sí solo.
Podemos incluir entre nuestros hábitos saludables:
- Variar al máximo la alimentación (evitando repetir) e incluir alimentos de todos los grupos.
- Distribuir los nutrientes en 3 comidas principales (más completas) y 2 intermedias (media mañana y merienda).
- Mantener un horario constante y realizarlas en un ambiente agradable.
- Comer lentamente, masticar de forma adecuada y evitar problemas (discusiones) o interferencias (televisión, radio, etc.) mientras se está comiendo.
- Cocinar de manera sana (horno, cocido, papillote, etc.) prescindiendo de los fritos y no abusando de sal y aceites.
- Utilizar especias (orégano, perejil, albahaca, etc.) para aliñar los platos y aprovechar todas sus ventajas.
- Incluir a diario: lácteos (leche o derivados), verduras (crudas y/o cocinadas) y frutas (unas 5 piezas y siempre una con abundante contenido en vitamina C). A lo largo de la semana se recomienda comer con la misma frecuencia carne que pescado, un máximo de 5 huevos y 2 ó 3 veces a la semana arroz, pasta, legumbres y patatas.
- Evitar el consumo de dulces, refrescos azucarados, zumos envasados, bollería, etc.
No olvides beber. Es necesario porque nuestro organismo es agua en una elevada proporción y es un componente fundamental para que puedan llevarse a cabo las funciones vitales. Busca el momento porque seguro que lo encuentras y no digas que no te gusta porque no sabe a nada.
Más información en alimentación-sana.org
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