Pero eso sí, hay que saber cómo tomarlo para beneficiarse de todas sus propiedades. Con el sol del verano sólo pensamos en ponernos morenos y guapos, pero no somos conscientes de que si lo aprovechamos en la dosis adecuada y evitando riesgos va a resultar muy beneficioso para nuestro bienestar y esto se conoce como “helioterapia”.

Los efectos beneficiosos de la helioterapia

Siempre que nos exponemos al sol, tenemos que saber que si lo hacemos en exceso nos puede acarrear complicaciones importantes, aunque tiene más excelencias que riesgos como los famosos rayos UVA, capaces de activar nuestras células; y los de tipo B que activan la síntesis de la vitamina D, necesaria entre otras cosas para que el calcio y el fósforo se fijen en los huesos, así como para metabolizar los hidratos de carbono.

El sol también produce un efecto antibiótico porque son muchas las bacterias que desaparecen con el calor solar. Así mismo, aumenta la calidad de las células inmunitarias aumentando los glóbulos blancos en sangre.

No hay que olvidar que es un excelente antidepresivo, ya que su luz es imprescindible en la regulación de la secreción de hormonas y neurotransmisores. Además, es un fuerte antiinflamatorio ya que estimula la circulación sanguínea y las terminaciones nerviosas de la piel; de esta manera los dolores musculares, debidos a contracturas o contusiones; o las inflamaciones superficiales se alivian gracias a estas propiedades. Incluso ayuda a regular la tensión arterial.

La helioterapia en las enfermedades

Esta terapia está indicada para todo tipo de enfermedades como la anemia, los trastornos digestivos, alteraciones en el sistema respiratorio, osteoporosis, diabetes, afecciones de la piel, enfermedades renales y urinarias o trastornos nerviosos.

Aunque hay que tener especial cuidado si se tienen otros problemas de salud como el lupus eritematoso, afecciones cardiacas, hepáticas y renales severas. Y siempre hay que tener presente que no se puede tomar el sol si se tiene fiebre, si se está en tratamiento médico, cuyos efectos secundarios se pueden agravar por el sol, como antibióticos, antidepresivos o antisépticos.

Baños de sol terapéuticos

Para tomar estos baños de sol, hay que tener en cuenta el tipo de piel, la época del año, el lugar y la hora del día. Así el sol de montaña estimula el sistema nervioso y el metabolismo, y refuerza el sistema respiratorio.

Por su parte, la helioterapia marina resulta sedante y está indicada en debilidad general, convalecencias o problemas de circulación. En la playa además se obtiene una buena porción de yodo, que activa el metabolismo; y de iones negativos que dan bienestar anímico y físico.

Las horas recomendables son entre las 08:00 y las 11:00 de la mañana y a partir de las cuatro de la tarde, teniendo que evitar las horas centrales. Además, el sol hay que ir tomándolo gradualmente, como indican los especialistas: de cinco en cinco minutos y por partes del cuerpo; siendo el tiempo máximo de exposición pasado diez días de 50 minutos.

Entre toma y toma de sol, hay que refrescarse por dentro y por fuera y no tenemos por qué estar tumbados todo el rato. De hecho, lo mejor es moverse y andar e incluso realizar algún ejercicio físico suave.