Carmen Reija
El huevo es un alimento de gran valor nutritivo y de enorme interés culinario que debe ser conservado de manera eficaz para evitar las complicaciones que un error en esta conservación puede provocar en nuestro organismo. Quienes deben reducir su consumo son los que tienen elevadas tasas de colesterol pero, siempre, por indicación del médico.
Es un elemento típico de nuestra alimentación, muy habitual en muchas recetas y que se usa en cualquier parte del menú: aperitivo (canapés), primer plato (huevos rellenos), segundo plato (filete empanado), postre (flan), picoteo (tortilla), etc. Los huevos se clasifican en diferentes clases; los de clase L aportan 85 calorías. Además ...
Es un elemento típico de nuestra alimentación, muy habitual en muchas recetas y que se usa en cualquier parte del menú: aperitivo (canapés), primer plato (huevos rellenos), segundo plato (filete empanado), postre (flan), picoteo (tortilla), etc.
Los huevos se clasifican en diferentes clases; los de clase L aportan 85 calorías. Además contienen un 7% de la proteína diaria recomendada, vitaminas (A, B8, B12, D, ácido fólico), hierro, fósforo, selenio, yodo y zinc en diferentes proporciones.
Cuando los compres, debes observar que se encuentren intactos y limpios, es decir, su cáscara debe estar impoluta. Desecha los que presenten moho en la cáscara, tengan un olor extraño o un sabor raro. No supone ningún problema la presencia de alguna pequeña mancha de sangre en su interior (que puede retirarse con un cuchillo limpio) o la presencia de nubes en la clara (suelen deberse a la frescura del huevo).
Al llegar a casa, mételos en la nevera inmediatamente y nunca los conserves a temperatura ambiente. La humedad no debe ser superior al 80% para evitar el crecimiento de hongos y microorganismos que lo deterioren. La temperatura ideal es entre 1 y 10º C sin llegar nunca a la congelación. Tampoco se deben lavar antes de guardarlos en la nevera para evitar que se queden húmedos en la superficie.
En el momento de consumirlos sí debes lavarlos bajo el chorro de agua fría y cascarlo en un recipiente diferente a aquél en el que lo vas a batir o que contenga otros alimentos. Tampoco debes reutilizar ese recipiente antes de lavarlo adecuadamente hasta eliminar cualquier resto.
El principal riesgo alimentario por el consumo de huevos o derivados es la toxiinfección por Salmonella (conocida como salmonelosis). Es una bacteria que se puede transmitir al hombre a través de los alimentos aunque las medidas de seguridad alimentaria establecidas por los organismos competentes han reducido su presencia. Cuidado, sobre todo, en épocas de calor. Ante cualquier síntoma estomacal inesperado (dolor abdominal, diarrea, etc.), normalmente acompañado de fiebre, acude al médico.
Prepáralos como quieras…cocidos, escalfados, rellenos, etc. y no olvides los deliciosos huevos fritos…aunque no podamos abusar de su estupendo sabor.
Más información en hogarutil.com
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