Ir a Nueva York y no visitar uno de sus muchos bares y restaurantes ubicados en una azotea debería ser pecado. Porque si la ciudad ya resulta impresionante desde la acera, observando de arriba a bajo las interminables rectas de sus rascacielos, desde las alturas resulta igual de impactante. Sobre ...
Ir a Nueva York y no visitar uno de sus muchos bares y restaurantes ubicados en una azotea debería ser pecado. Porque si la ciudad ya resulta impresionante desde la acera, observando de arriba a bajo las interminables rectas de sus rascacielos, desde las alturas resulta igual de impactante. Sobre todo, cuando el sol se esconde y la gran manzana empieza a darle al interruptor y encender sus luces. El skyline prácticamente a vista de pájaro, acompañado, además, de una excelente cena, con sabores de lo más suculentos, y variados cócteles para todos los gustos.
Uno de los locales más concurridos es el exótico
230 Fifth, una impresionante terraza desde donde disfrutar de
las mejores vistas del Empire State. Está decorada con palmeras, columnas y telas que recuerdan a un jardín oriental, y es un lugar perfecto para tomarse un copa después del trabajo, o para celebrar una cena con amigos, pues dispone de mesas y bancos para grupos numerosos. En su carta encontraremos platos para todos los gustos,
cocina americana mezclada que sabores asiáticos, como curry, salsa de ostras, wasabi, tofu... Los fines de semana, además, ofrecen completos brunch. Es perfecto para disfrutar de una velada en verano... y también en invierno, pues disponen, además de calefactores y grandes toldos, de batas y mantas para que los clientes no pasen frío.
Desde el río Hudson hasta Times Square. Las vista del
Ava Lounge, ubicado en la azotea del Dream Hotel, abarcan una buena parte de las mayores atracciones de Manhattan. Describen su decoración como
parte Riviera, parte Roma con toques de South Beach, en Miami, chic y glamuroso. Ya advierten que para ir a disfrutar de una velada allí, es necesario vestir para la ocasión: nada de sombreros, deportivas o vaqueros rotos. Un pequeño sacrificio para gozar no sólo de las vistas, sino también de sus
cócteles de autor, como el Gin & Sin (ginebra y pecado).
Subir al
Gallow Green es como entrar en un
gran jardín, pero a muchos metros del suelo. En lo alto del McKittrick Hotel, y a un par de manzanas del río Hudson, se esconde este oasis en el que, además, se realizan
representaciones de teatro, y desde el que se puede ver el perfil de los edificios del east-side de Manhattan. La vegetación y los árboles que componen este espacio están decorados con luces que se encienden en cuanto el sol se pone. Una estampa idílica y muy relajante. En la carta, platos preparados con
productos de temporada, muchas verduras y cócteles de autor con fruta fresca y vinos de importación.
Pero, sin duda, las mejores vistas del skyline de Manhattan lo tendremos... ¡
desde fuera de Manhattan! En Queens encontramos el
Penthouse 808 en el Ravel Hotel, bajo el puente Queensbourgh. Desde su azotea, la gran manzana luce hermosa e imponente, auspiciada por la contundente estructura metálica del puente, iluminada por las noches. En sus fogones, los cocineros ponen todo su arte al servicio de
platos asiáticos, frescos y sabrosos. Varias noches a la semana, además, organizan fiestas que cuentan con djs conocidos en la ciudad.