Este deporte nace durante los meses de verano de la década de 1930 como método de entrenamiento del equipo finlandés de esquí nórdico que, ante la escasez de nieve en la estación estival, decide salir a caminar sin esquís pero sí con bastones. Es a partir de 1988 cuando empieza a extenderse de manera progresiva entre la población de Finlandia y, poco más tarde, del resto de Europa. Ante este incremento de popularidad, los bastones se acortan y se adaptan a las características propias del terreno seco, sin nieve. En la actualidad, la Marcha Nórdica la practican usuarios de todo el mundo, de cualquier edad y condición física, y en cualquier época del año, tipo de terreno o circunstancias meteorológicas.

Son muchas las diferencias entre la Marcha Nórdica y el caminar tradicional o con bastones de senderismo; como por ejemplo la postura del cuerpo, la utilización de los brazos y, principalmente, la posición de los bastones y la manera de cogerlos y clavarlos en el suelo. Por este motivo, los bastones de Marcha Nórdica tienen un diseño específico y adaptado a las características concretas de este deporte que los hace diferentes de los bastones de senderismo o de paseo. Entre estas características distintas destacan el peso, la punta, la ergonomía de la empuñadura y la forma de las fijaciones utilizadas para unir mano y bastón, llamadas "dragoneras". Incluso la propia manera de caminar es diferente, ya que durante la realización de la Marcha Nórdica se trabaja la musculatura corporal desde el cuello hasta los pies, mientras que en el senderismo el bastón sólo sirve de ayuda o apoyo y se concentra todo el esfuerzo del ejercicio en la cadera, las piernas y los pies.

Beneficios para la salud

El hecho de caminar tonificando la mayor parte de nuestra musculatura hace de la Marcha Nórdica una actividad muy recomendable para la mejora de la salud, en comparación con el caminar tradicional o con otro tipo de bastones. De hecho, las primeras investigaciones sobre sus efectos beneficiosos sobre la salud ya datan de 1996. De esta manera, encontramos que la Marcha Nórdica ayuda a la recuperación de determinadas lesiones óseas y musculares, a la corrección de la postura del cuerpo y, en determinados casos de cáncer, como el mama y otros, contribuye a la prevención de la enfermedad y disminuye el impacto de los efectos secundarios durante los tratamientos, así como las secuelas posteriores y posibles recaídas.

Ejercicio verde y cuidado verde

Realizar una actividad física en interacción con la naturaleza influye de manera efectiva en la salud y el bienestar personal, y contribuye a la adopción de patrones de conductas sociales positivas; es lo que en la actualidad se conoce como "ejercicio verde" o green exercise. Cada vez más evidencias científicas refuerzan la recomendación del "ejercicio verde" como una intervención terapéutica, llamada en este caso "cuidado verde" o green care, de cara a la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.

En manos de expertos

A la hora de practicar esta actividad, es recomendable que se lleve a cabo siempre en entornos naturales y que la técnica se aprenda a través de un taller de iniciación impartido por profesionales cualificados para ello, como son los Técnicos Deportivos especializados en Marcha Nórdica. De esta manera se constata que los elementos básicos de la actividad se entienden y realizan correctamente, con tal de evitar riesgos y obtener el máximo potencial del ejercicio.

Dedicar un fin de semana a aprender Nordic Walking en familia y en plena naturaleza es una buena manera de hacer salud, ocio y turismo. La menor percepción del esfuerzo, la facilidad en el aprendizaje, el bajo coste económico, el escaso riesgo de sufrir lesiones, y la práctica en grupo y al aire libre son algunas de las razones a las que se debe la creciente popularidad de la Marcha Nórdica.