Resulta similar a la mediterránea y promueve un consumo moderado de hidratos de carbono, proteínas y grasas que nos permitiría equilibrar nuestra alimentación y reducir el exceso de peso. Se basa en controlar los niveles de insulina y mantenerlos en una franja de valores que suponen la solución al control de la grasa corporal y la diabetes. Debes estar en esa zona porque el exceso de insulina engorda, favorece la aparición de problemas de corazón y acorta nuestra vida.

El menú de la zona debe incluir un tercio de proteínas bajas en grasa y dos tercios de frutas y verduras, con unas gotas de aceite de oliva. Así se controlaría el nivel de insulina durante las siguientes cuatro horas. Si antes de que hayan pasado esas cuatro horas sentimos hambre, cansancio o malestar mental es que lo hemos hecho mal y consumido un exceso de carbohidratos. Es importante destacar que las proteínas deben ser bajas en grasa (pollo, pavo o lácteos desnatados) pues son las que permiten un mejor control de la insulina. También ejercen esta función las frutas y las verduras.

Las ventajas que señalan sus seguidores, se pueden resumir en:

-Resulta interesante en mujeres menopáusicas y postmenopáusicas porque con ella no acumulan tanta grasa abdominal y aporta antioxidantes.

-Reduce la necesidad de picar dulces entre horas porque estabiliza el nivel de insulina y limita los efectos psicológicos de estos alimentos.

-No se pasa hambre porque no se reduce excesivamente la cantidad de comida.

-En pocos días se nota la mejoría, por lo que uno se anima a seguir con ella.

-Ayuda a perder grasa, lo que beneficia tu salud y tu figura.

El método establece la denominada pirámide de la zona, que incluye diferentes consumos:

-Controlado: embutidos, carnes grasas, bollería y dulces.

-Moderado: huevos, carnes magras e hidratos de carbono (pasta, arroz, patatas y pan).

-Ilimitado: aceite de oliva virgen, frutos secos, aguacate, aceitunas, etc.

Se recomienda consumir una o dos raciones diarias de desnatados o semidesnatados, pollo o pescado; de 3 a 5 porciones diarias de frutas y verduras; mucha agua y 30 minutos diarios de actividad física moderada y constante al menos tres veces semana.

Un menú tipo, incluye:

Desayuno: batido de frambuesas con leche desnatada y nueces

Media mañana: dos lonchas de pavo, una manzana y un puñado de almendras

Comida: brécol con tomate, pescado a la plancha con pimientos asados aliñado con aceite de oliva, zumo de pomelo, una naranja

Merienda: jamón serrano, sandía, té verde

Cena: caldo vegetal, alcachofas con atún, fresas, yogur semidesnatado