Estamos acostumbrados a vivir demasiado rápido, a no ocuparnos de nosotros, a acabar todas las tareas y todo ello sin parar ni recargar nuestro organismo y liberar la tensión que se acumula. Llega un momento en que la situación se descontrola y aparecen síntomas asociados al estrés que ya conoces.

Los expertos señalan que hay otros síntomas que no suelen asociarse al estrés, pero que son indicativos de que estás pasando un mal momento. Podemos destacar:

-Dolor de cabeza el fin de semana. El estrés puede desencadenar migrañas. Se deben controlar los horarios de sueño y comidas sin modificar en exceso los semanales.

-Sueños raros. Lo normal es que nos despertemos de mejor humor que cuando nos acostamos, pero cuando estamos estresados el proceso se altera, nos despertamos varias veces durante la noche y sufrimos pesadillas.

-Encías sangrantes. Si vives con estrés, tienes mayor riesgo de padecer enfermedad periodontal. Los elevados niveles de cortisol que se generan en el organismo debilitan el sistema inmunológico, lo que permite a las bacterias invadir e infectar las encías.

-Dolor de estómago. No se debe a que te ha sentado mal la comida; es porque los nervios no te permiten olvidarte de tu digestión.

-Dolor de espalda. En ocasiones, el dolor lumbar o cervical se debe a las contracturas musculares provocadas por el estrés.

Es el cerebro el que controla nuestro organismo y permite que funcione todo correctamente. Su secreto se encuentra en la adecuada combinación de dopamina, serotonina y acetilcolina. Así:

-Si no tenemos suficiente dopamina, nos agotamos, aumenta nuestro peso, sufrimos estrés y no podemos dormir. Para aumentarla, se recomienda ingerir: aminoácidos, especialmente fenilalanina (en aves, huevos, lácteos) y tirosina (además en trigo y avena). Puedes plantearte el consumo de gingko biloba bajo control médico y dejar de fumar porque el cadmio la destruye hasta agotarla.

-La carencia de acetilcolina reduce nuestra capacidad cerebral, aumenta la ansiedad y causa dolores musculares y articulares. Puedes contrarrestarlo tomando: colina (en yema de huevo, carne y cereales) o ginseng y evitando los alimentos fritos y las grasas.

-La serotonina es la encargada de aportar la energía necesaria para superar momentos en los que se precisa un extra. Si percibes que te falta el aliento, un nudo en la garganta, temblores, apatía, hormigueo o cualquier otro síntoma asociado al nerviosismo, es que no tienes suficiente. Consume alimentos con triptófano (como el aguacate, el plátano o el muesli) y zinc (en el marisco).

Vivir demasiado deprisa y padecer estrés te mata. Son muchos los trastornos psicosomáticos relacionados con el estrés: eczemas, dermatitis, depresión, fibromialgia, insomnio, demencia, etc. También dificulta la atención y la memoria. Así que plantéate un cambio y reduce los niveles de ansiedad. Busca tiempo para ti, sal de la ciudad y pasea por zonas naturales.