Siente su caricia No hay duda de que el sol es altamente beneficioso para la salud. Todos notamos cómo, al llegar sus primeros rayos nuestro humor mejora y nos sentimos llenos de vitalidad y energía. Las tardes se alargan y disfrutar del delicioso clima envueltos en su dorada compañía se convierte ...
Siente su caricia
No hay duda de que el sol es altamente beneficioso para la salud. Todos notamos cómo, al llegar sus primeros rayos nuestro humor mejora y nos sentimos llenos de vitalidad y energía. Las tardes se alargan y disfrutar del delicioso clima envueltos en su dorada compañía se convierte en algo fantástico.
Más allá de eso, el sol también le aporta grandes beneficios a nuestro organismo
Es fuente de vida y fortalece los huesos gracias a la producción de vitamina D3, aumenta las defensas celulares y hace que mejore la calidad del sueño. La piel también se beneficia de la caricia el sol, aunque no debemos olvidar que, sin los cuidados adecuados, puede convertirse en la mayor damnificada.
La reacción de la piel ante el sol
El sol emite dos tipos de radiaciones las UVA y las UVB. La piel dispone de unas células llamadas melanocitos que reaccionan frente a ellas. Los melanocitos contienen unas moléculas llamadas melanina que son las que le dan color a la piel. La cantidad y el tipo de este pigmento determinará el tono de piel de cada uno. Tras un primer momento de irritación producido por la incidencia del sol sobre la piel, la estimulación de los melanocitos le da a la dermis el ansiado bronceado. El problema surge cuando no protegemos adecuadamente la piel y, tras una sobreexposición, ésta acaba irritándose de forma evidente y dolorosa provocando una gran deshidratación, además de la aparición de erupciones o descamaciones y un envejecimiento prematuro.
Exposición responsable
Es imprescindible que siempre nos expongamos al sol, lo hagamos con la protección adecuada. Hoy en día, encontramos numerosas opciones para protegernos y lograr broncear nuestra piel de una forma segura y saludable. Es imprescindible aplicar la crema protectora media hora antes de ir a tomar el sol.
Debemos hacerlo sobre la piel limpia y extendiéndola por todo el cuerpo.
El factor de protección que debemos utilizar varía en función del tipo de piel de cada uno y de su tonalidad. La pieles claras, más propensas a quemarse y sufrir irritaciones y rojeces, deben protegerse con los factores más altos.
No debemos olvidar tampoco repetir la aplicación cada dos horas. Aunque las primeras jornadas no debemos exceder el tiempo de exposición. Es importante empezar tomando el sol veinte minutos e ir aumentando poco a poco. De este modo, la piel se va adaptando a las radiaciones solares de forma paulatina.
¿Qué hacemos después?
Después de un día de sol y playa es imprescindible continuar cuidando la piel para lograr su bienestar y el mejor bronceado. Tras las horas de exposición, la dermis queda ligeramente irritada, para aliviar esa molestia y rehidratarla, es imprescindible el uso de un after sun. Las formulaciones de este tipo de productos contienen activos calmantes como el aloe vera que potencian la reparación de la piel, previenen el envejecimiento prematuro y la preparan para las próximas exposiciones.
Y tú, ¿sabes cómo sacar lo mejor del sol?
