Prismas: los lentes olvidados

Los prismas son los grandes olvidados de la óptica oftálmica, apenas usados y apenas conocidos, siguen estando pendientes de ocupar su lugar en la resolución de muchas alteraciones visuales para las que las soluciones convencionales no son suficientes.

01/02/2014

A partir de la información recibida de los ojos, el cerebro es capaz de formar una imagen situada en su exterior, igual y sobrepuesta al mundo real del que provienen los estímulos luminosos. Al ponernos nuestras nuevas gafas graduadas, cambia la ubicación de esta imagen, experimentamos un cambio en las ...

A partir de la información recibida de los ojos, el cerebro es capaz de formar una imagen situada en su exterior, igual y sobrepuesta al mundo real del que provienen los estímulos luminosos. Al ponernos nuestras nuevas gafas graduadas, cambia la ubicación de esta imagen, experimentamos un cambio en las distancias y en los tamaños de las cosas, debido al efecto de los lentes de desplazar el espacio hacia nuestro punto de visión nítida.

La acción de los lentes graduados consiste en cambiar las condiciones de entrada de la luz a los ojos. La lente divergente o negativa, acercará el entorno observado a la persona con miopía para que lo pueda identificar con nitidez, igual que la lente convergente o positiva lo alejará para que la persona con hipermetropía la vea con menos esfuerzo. También se beneficiará de este efecto quien padezca presbicia, evitándole la necesidad de estirar los brazos para identificar el texto.

Hasta aquí podríamos quedarnos con la idea equivocada de limitar los efectos ópticos a acercar o alejar el espacio percibido cuando realmente no es así. Existen unos lentes casi olvidados en óptica oftálmica, tan útiles como poco conocidos: los prismas oftálmicos.

Los prismas provocan un curioso efecto sobre la percepción del espacio, no modifican tamaños, ni acercan ni alejan, sólo lo desplazan en un plano perpendicular a las líneas de mirada. El poder controlar  la dirección y sentido de este desplazamiento, no sólo convierte al prisma óptico en un valioso medio de ayuda para las alteraciones visuales asociadas al funcionamiento coordinado y simultáneo de ambos ojos(visión binocular), sino que además pueden facilitar la modificación de hábitos posturales erróneos o mejorar la percepción espacial .

La razón por la cual los prismas ópticos no están en donde deberían descansa en la escasa atención a la visión binocular. Salvo la presencia de estrabismos evidentes, las conocidas como disfunciones binoculares no estrábicas suelen pasar desapercibidas Como consecuencia,  conceptos como insuficiencia de convergencia, heteroforia,  disparidad de fijación o baja estereoagudeza, por ejemplo, está fuera de la cultura visual media de la sociedad a pesar de que, en muchos casos, expliquen las inadaptaciones a los lentes progresivos, el bajo rendimiento laboral , el fracaso escolar, o las molestias frente al visionado de películas en 3D.

Aunque la terapia visual es una importante vía de acción en el tratamiento de las alteraciones binoculares, los prismas pueden ser  una eficaz opción de soporte a la misma incluso, en bastantes casos, una opción alternativa.

Al permitir acercar las imágenes a la posición pasiva de los ojos, para reducir el recorrido de compensación de su desviación, los prismas ópticos estimulan la función binocular por la tendencia natural, del sistema visual, a buscar la fusión de las imágenes proporcionadas por cada ojo.

Una de las disfunciones binoculares más comunes,  en los que los prismas son de especial utilidad, es la conocida como insuficiencia de convergencia. Cuando miramos de cerca interviene la capacidad de enfoque de los ojos, lo que conocemos como acomodación, cada vez que los ojos acomodan se produce un leve giro hacia adentro, esta convergencia adicional arrastrada por el esfuerzo de enfoque se denomina convergencia acomodativa.

En la insuficiencia de convergencia, la convergencia acomodativa se encuentra por debajo de lo normal, pudiendo llegar al extremo de encontrarse prácticamente ausente, desapareciendo la relación con la acomodación. Esta situación puede provocar visión doble , supresión visual monocular, cansancio, lectura lenta, déficit de comprensión, saltos de línea al leer y pérdida de la visión tridimensional. La incorporación de prismas de ayuda, añadidos a la graduación de cerca, provoca un cambio en el confort, eficacia y calidad visual extraordinario.

Luego si tenemos problemas ensartando el hilo en la aguja, aun viendo con nitidez ambos elementos, nos cuesta apuntar la botella de cava sobre la copa que pretendemos llenar o, eventualmente, cerramos un ojo al leer,  es muy probable que nuestra visión binocular no esté en plenas facultades , requiriendo algo más que unos lentes que se limiten a acercar o alejar la imagen.

Para más información: Bielsa Òptics Optometristes de Barcelona

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