La alimentación infantil debe ser pautada por tu pediatra y, obviamente, pasa por varias etapas en función de la edad del niño. El primer alimento que consume es la leche materna o el biberón, que suele ser suficiente hasta los seis meses de vida, aunque hay bebés que ya empiezan a consumir cereales sin gluten un poco antes, siempre bajo indicación del pediatra. No te sientas culpable si no le das el pecho a tu bebé; es una opción estupenda…pero no la única.

Poco a poco se van introduciendo nuevos alimentos en forma de puré (patatas, arroz, pollo, zanahoria), papilla de fruta (plátano, manzana, naranja, pera) y, según las indicaciones del pediatra, ternera, cereales con gluten, pavo, pescado blanco, huevo, pasta, y, al cumplir un año, las legumbres.

Esta escalada nutricional pretende la introducción gradual de todos los alimentos de los diferentes grupos para evitar reacciones cruzadas y la aparición de alergias por la presencia de alérgenos en la dieta. Hasta el año y medio no se recomienda introducir el pescado azul y, hasta los tres años, los frutos secos. Consulta a tu pediatra todas las dudas que se te planteen y sigue sus indicaciones.

A medida que van creciendo, sus necesidades nutricionales se van modificando y la variedad de alimentos es mucho mayor. Las indicaciones dietéticas son muy claras y confirman la necesidad de que coman “de todo”, salvo orden contraria de su pediatra. Destacaríamos que:

-Es fundamental desayunar adecuadamente antes de ir al colegio porque es la comida más importante del día. Mejora el rendimiento en el colegio y ayuda a mantener el peso adecuado. Se recomienda que aporte entre el 20 y el 35% de la energía diaria y debe incluir: leche o derivados lácteos, cereales, fruta (fresca o en zumo) para lograr el aporte de energía, proteínas y vitaminas que el niño necesita para su formación. Lo mejor es que lo haga de manera relajada y sin salir de casa con la boca llena.

-Complementar los menús escolares permite asegurar un aporte de elementos esenciales para su crecimiento. Organiza una dieta equilibrada y variada en la que no falte la fruta, la verdura y las legumbres, imprescindibles para su crecimiento y desarrollo.

-Reducir el consumo de sal, azúcar, alimentos refinados, bollería industrial, etc. para evitar que engorde excesivamente y se produzca un desequilibrio nutricional. Si come muchas chucherías, no podrá con lo demás y su salud se resentirá. Educa su paladar desde pequeño para evitar que se enganche a esos elementos innecesarios.

-Merendar es importante. Elige el bocadillo tradicional que le aporta todo lo que necesita y es muy sano. Pan con lo que quieras: chocolate, jamón, pavo, paté, fuet, etc. acompañado de un zumo natural, una fruta fresca, un vaso de leche, etc.