La uva es el fruto de la vid y su nombre científico es Vitis vinífera de la familia de las vitáceas. Es un arbusto caducifolio con una cepa de la que salen las ramas y las hojas. Los frutos son unas bayas comestibles llamadas uvas que, normalmente, tienen pepitas en su interior. Su cultivo se ha extendido a muchas regiones de clima adecuado y, de sus múltiples variedades, se obtienen distintos vinos.

Para facilitar su estudio se clasifican en blancas y negras en función de su color. Elige la que más te guste, que esté fresca (recubierta de un polvo blanquecino) y grano suelto. La moscatel es más dulce y la lambrusca tiene una piel dura que se suele eliminar antes de comerla. Puedes guardarlas en la parte central de la nevera, en una bolsa agujereada y debes lavarlas antes de ingerirlas. Lo más recomendable es comerlas directamente pero puedes combinarlas con otras frutas, con queso, con yogur, añadirlas a la ensalada, etc.

Su composición es variable, pero en todas hay: agua, ácidos (caféico, cinámico, oléico), taninos, aminoácidos (metionina, lisina, leucina), carotenoides (licopeno, zeaxantina, luteína), minerales (potasio, fósforo, sodio, calcio o magnesio), vitamina C, vitamina E, acido fólico, vitamina B6 (funcionamiento cerebral) y resveratrol (antioxidante). La blanca es más rica en azúcares (glucosa y fructosa), magnesio y calcio; la negra en potasio.

Es un alimento desintoxicante perfecto, especialmente cuando se encuentra en su mejor momento de final de verano a mediados de otoño. No solo está indicada si quieres perder peso; también es útil en procesos reumáticos, personas con gota, artritis, problemas renales, hipertensión, etc. Puedes elaborar un licuado con uva, granada, apio y col verde que te ayudará a eliminar toxinas y aporta muchos antioxidantes y minerales.

Consumir la uva entera resulta un buen laxante para mejorar el estreñimiento. Se considera una fuente de energía sana, especialmente si usas las pasas en las que el contenido en hidratos de carbono y calorías se triplica.

Los preparados micronizados contienen los principios esenciales y puedes encontrarlos en diferentes formatos en puntos de venta específicos. Pueden contener únicamente uva o aparecer combinados con otros elementos que potencian su actividad (granada, vitaminas, etc.). Se utilizan para tratar problemas circulatorios (varices, hemorroides, etc.), digestivos (diarreas), metabolismo (retención de líquidos, edemas), etc.

No podemos olvidar mencionar la vinoterapia, técnica en la que se utiliza el vino para tratar la piel externamente y mejorar su aspecto. Sus propiedades rejuvenecedoras se observan porque elimina las arrugas, evita la flacidez, tonifica e hidrata. También se recomienda utilizar el aceite de pepitas porque se ha demostrado eficaz para reducir la sequedad de la piel.