La Fundación Española del Corazón informa acerca de los beneficios del tomate, un alimento nutritivo que, por suerte, se encuentra profundamente arraigado en nuestra dieta mediterránea. Según diferentes estudios, una dieta rica en tomate puede contribuir a reducir las posibilidades de sufrir un ictus o infarto cerebral en un 59%, además de prevenir la aparición de otras enfermedades cardiovasculares.    

Las propiedades del tomate

El tomate tiene un alto contenido en licopeno, un antioxidante natural que protege a las células de los radicales libres asociados al envejecimiento prematuro, al cáncer o a las enfermedades cardiovasculares. Por suerte, en la gastronomía española siempre está presente y se utiliza mucho en gazpachos, mermeladas, salsas o ensaladas.

El tomate cuenta con propiedades vasodilatadoras que previenen la hipertensión arterial, la formación de coágulos, y, por tanto, el riesgo de ictus. A esa conclusión han llegado algunos investigadores de la Universidad de Finlandia Oriental al hacer un estudio integrado por más de 1000 hombres de 46 a 65 años. El seguimiento se basaba en analizar la asociación que existía entre los compuestos antioxidantes del tomate y el riesgo de sufrir un ictus.    

En este tipo de estudios se sugiere que en el sur de Europa cuidamos más nuestro corazón, gracias precisamente a la dieta mediterránea en la que se incluye el tomate. El licopeno es más fuerte que la vitamina E y supone una protección extra para ese tipo de patologías.  

Diversas investigaciones ponen de manifiesto que el licopeno es un vasodilatador que protege de la hipertensión arterial y que es capaz de corregir cualquier alteración hallada en el tejido de los vasos sanguíneos.

Recomendaciones del FEC o Fundación Española del Corazón

Desde la FEC se recomienda seguir una dieta equilibrada y consumir todos los días cinco piezas de fruta y verdura. Dentro de esta recomendación se pone de manifiesto el hecho de consumir de 3 a 7 miligramos de licopeno al día, lo que significa siete comidas semanales en las que se incluya el tomate o un derivado.

De cualquier forma, el licopeno está presente en otras frutas y verduras, no solo en el tomate. Las fresas, la sandía, el pimiento rojo, los arándanos, la papaya o las cerezas son alimentos en los que podemos encontrar este nutriente, que no solo actúa de pigmento, dando lugar a sus colores tan llamativos, sino que su capacidad antioxidante y propiedad vasodilatadora mejora notablemente la salud.

    *Foto portada: @SENASICA en Twitter