Lo que sí es cierto es que los británicos se han adaptado velozmente a la comida rápida que se puede degustar en muchos locales del país. Seguro que has oído hablar de los famosos “fish and chips”, filetes de pescado frito (normalmente bacalao) con patatas fritas de corte grueso que se dispensan en un cucurucho de papel o los típicos pasteles rellenos de carne y verduras que puedes consumir con facilidad. Si viajas a esa zona pruébalos, porque te sorprenderán.

Entre los platos tradicionales destacaría el pastel de carne, el rosbif, el bacon, el queso fundido sobre una tostada, los embutidos (salchichas, morcilla, butifarra, etc.), el pudding de Yorkshire, las empanadas (carne, queso, vegetales, etc.), las judías con tomate, el cordero asado, la tarta de manzana, los muffins, los crumbles, etc. La bebida más típica es la cerveza tipo ale aunque también se beben otras como la sidra, la limonada o el té.

Los ingredientes de sus platos incluyen cereales (avena), legumbres, guisantes, pescados de la zona (trucha, salmón, etc.) e importados, mariscos (ostras, cangrejos, etc.), quesos, etc. Una mención especial la merece el pan del que existen infinidad de variedades y son muchos los expertos que atribuyen el origen del pan de molde a los británicos.

La hora del té ya no es lo que era. La tradición se ha ido diluyendo porque no es fácil mantenerla en los tiempos actuales en los que el ritmo de vida es muy rápido y no se puede dedicar mucho tiempo al disfrute diario. De todas maneras, cuando se hace, se hace bien y se incluyen bollos dulces de nata y mermelada, cupcakes variados, bizcochos, sándwiches, etc. y un delicioso té del que puedes elegir la variedad que desees. El más frecuente es el Earl Grey, servido con leche y azúcar. Disfrútalo si viajas allí.

Te proponemos que prepares un delicioso pudding (budín) de frutas típicamente británico. Los ingredientes son sencillos y te permiten aprovechar elementos que tengas en casa: unas rebanadas de pan duro, zumo y frutas. Puedes utilizar las que quieras: frambuesas, fresas, grosellas, moras, cerezas, arándanos, plátanos, manzanas, etc. recién comprados o que tengas en casa. Empapa el pan en zumo (o leche) y aplástalo con un tenedor, añade dos huevos y tres cucharadas de azúcar y remueve. Pon caramelo líquido en un molde y encima una pequeña capa de la mezcla. Coloca una capa de fruta y alterna (masa y fruta) hasta rellenar el molde completamente. Introdúcelo a baño maría en el horno precalentado a 180º unos 45 minutos. Comprueba que ha cuajado pinchando con un tenedor. Sácalo del horno, deja enfriar y desmolda. Puedes consumirlo así o con nata, helado, chocolate, etc.