En la comida suelen consumir tres platos: una sopa o un caldo (normalmente de vacuno) con guarnición (sémola, hígado, etc. elaborados para que sirvan de acompañamiento), el principal (de carne o pescado como el gulasch, el escalope o las salchichas) y un postre (crepes, compotas, tartas, strudel, etc.) con el café (o como plato único). No podemos olvidarnos de sus cervezas típicas y los vinos que elaboran con mucho cuidado y seleccionando la uva para alcanzar el objetivo deseado.

No podemos olvidar que se considera que son los europeos que más utilizan los productos ecológicos porque se preocupan mucho por el medio ambiente y la frescura de lo que comen. Disfrutan de lo que su país produce: carnes de caza, pescados, setas, frutas, quesos, etc. evitando el incremento de precio que el transporte desde lugares lejanos supone.

Como curiosidad, destacaría que se consumen partes de animales que en otros lugares se descartan (hígado, lengua, corazón, etc. forman parte de sus elaborados). Los pescados son de agua dulce, de los lagos que cuidan con esmero y mantienen en perfecto estado de salubridad (percas, lucios, truchas, etc.). Recomendable probar el aceite de semilla de calabaza (rico en proteínas, vitaminas y minerales), de color oscuro y sabor fuerte que utilizan en las ensaladas y para marinar diferentes alimentos.

Los platos más típicos que los extranjeros reconocemos son los escalopes a la vienesa, el pastel de manzana (strudel) o la tarta Sacher (de chocolate y mermelada), aunque son muchas las especialidades de esta cocina. Crepes rellenos de confitura (albaricoque, frambuesa, etc.), los suflés, los cocidos de carne de vaca, la pasta (ñoquis, raviolis, etc.), las albóndigas (con pan), los buñuelos, etc. forman parte de su gastronomía y podrás encontrarlos en las diferentes regiones que conforman el país.

Te proponemos una receta muy sencilla para que prepares un delicioso escalope. Elige una buena carne de ternera y que te corten los filetes finos y ablándalos con un martillo para que se estiren bien. Adóbalos como más te guste (perejil, ajo, sal, pimienta, etc.) y rebózalos en harina (si eres celíaco elige una sin gluten), huevo batido y pan rallado (también sin gluten). Fríelos en aceite de oliva hasta que se doren (4-5 minutos) y colócalos sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.

Puedes acompañarlos con un pisto de verduras (berenjena, pimiento, calabacín, etc.), un puré de patata, una ensalada de lechuga y tomate, etc. Una combinación muy adecuada consiste en preparar patatas cocidas cortadas y mezclarlas en la sartén con mantequilla, perejil picado, pimienta y sal.