La palabra significa inflamación de la vejiga y procede del griego. Se refiere a una infección urinaria que afecta a un elevado porcentaje de la población, especialmente mujeres entre 20 y 40 años, aunque se puede presentar a cualquier edad. Esta infección de las vías urinarias suele ser causada por las bacterias que colonizan la zona genital y gastrointestinal que alcanzan la vejiga. La reacción es una inflamación que provoca la sensación de tener ganas de orinar continuamente. Es más frecuente en mujeres porque su uretra es más corta y los gérmenes penetran con mayor facilidad y llegan mejor a la vejiga.

Los síntomas son variados e incluyen: ardor y picor en la zona, necesidad continua de hacer pis y la sensación de que no consigue vaciar completamente la vejiga. Además, pueden presentarse fiebre, escalofríos, cansancio, temblores, irritabilidad, dolor de espalda, dolor en la parte baja del abdomen, sangre y turbidez en la orina, etc. El diagnóstico debe realizarlo el médico, normalmente un análisis de orina con tiras reactivas para descubrir la presencia de leucocitos y nitritos (cuyo resultado positivo implica que la probabilidad de infección es alta). El tratamiento se orienta a eliminar la infección y reducir las molestias. La prevención es fundamental, especialmente quienes ya la han padecido y desean evitar recaídas.

Suele recomendarse:

-realizar una higiene adecuada. No reutilizar las toallas, limpiarse de delante hacia atrás, evitar los jabones y desodorantes vaginales o el agua muy caliente.

-utilizar aceites esenciales (de tomillo, eucalipto, árbol del té, etc.) para lavar la zona genital mezclándolos con agua. No se recomiendan a mujeres embarazadas. Consulta al especialista.

-utilizar ropa floja de algodón para mantener la zona pélvica seca y aireada.

-no retener la orina durante demasiado tiempo.

-aplicar calor bajo el abdomen usando una compresa caliente, una bolsa de agua o una mantita eléctrica.

-evitar el consumo de alcohol.

-incluir en tu menú alimentos que mejoran la cistitis. Te proponemos: espinacas, rábanos, cebada, perejil, limón, arándanos, etc. Su composición química facilita la mejoría. Puedes tomarlos directamente o preparar infusiones con ellos. Consulta al experto.

-preparar una infusión de uña de gato, linaza, brezo, malvavisco, equinácea, etc. o tomar miel de brezo. No se recomienda abusar de su consumo.

-beber agua de mineralización débil.

-evitar el diafragma como método anticonceptivo.

-no usar geles lubricantes que destruyan la flora local.

-orinar tras el coito para eliminar bacterias.

-tirar de la cisterna con la tapa bajada.

Ante cualquier síntoma acude al médico y él decidirá el tratamiento adecuado. Sigue sus pautas para recuperarte con rapidez y completamente, evitando las recaídas.