Desde el nacimiento de nuestro bebé los padres debemos de aprender ciertas rutinas para su cuidado, modificando nuestra forma de vida, horario y apetencias en pos del mejor cuidado de nuestro hijo/a. Además de esto, comenzaremos un proceso de conocimiento de nuestro bebé, averiguaremos pinceladas de su personalidad: la tranquilidad, el nerviosismo, nivel de actividad, sensibilidad, etc.,  que se irán desgranando durante el crecimiento de nuestro bebé.

A medida que nuestro bebé va creciendo su personalidad se va desarrollando poco a poco. En un principio, es natural que los niños no quieran un juguete en particular o intenten hacer cosas que no estén a su alcance en ese momento como desobedecer nuestras palabras. Este tipo de conductas están dentro de la normalidad y forman parte del aprendizaje personal de nuestros hijos/as, por ello no se debe de confundir con los temidos “caprichos” de los bebés más grandes.

Es a partir de los 15 meses cuando el bebé es capaz de identificar parte de sus apetencias, mostrando sus emociones sin ningún tipo de vergüenza o miedo. A su vez comienza a racionalizar el valor del “no”, provocando continuas ocasiones en las que nos pondrá a prueba en este sentido. Esto no debe asustarnos puesto que forma parte del periodo de aprendizaje.

Consejos contra los caprichos

En esta etapa y en el futuro, nuestro comportamiento frente a las distintas situaciones que se nos plantearán con nuestros hijos/as son tremendamente importantes.  Los niños están atentos a cualquier detalle, aprendiendo cada segundo de las cosas que pasan, las respuestas de los mayores y las consecuencias de las mismas, por ello es destacable mencionar una actitud comprensiva y paciente para abordar el día a día con nuestros pequeños.

A continuación vamos a enumerar una serie de consejos prácticos que nos servirán para combatir los caprichos de nuestros hijos/as:

Sintonía en pareja. Ambos progenitores han de estar de acuerdo en la manera de reprender y modificar las acciones de sus hijos/as, si uno de los padres se muestra más permisivo que el otro, se convertirá en el objeto de deseo de su hijo, negando la autoridad del otro.

Consecuencias frente a los caprichos. El niño/a debe de aprender a entender que los actos tienen consecuencias. En relación a los caprichos sucede lo mismo; por ejemplo, ante un nuevo juguete mostrarle que será su juguete por una larga temporada y no sustituírselo por otro al poco tiempo. 

Equilibrio entre normas y libertad. Desde el primer momento debemos dejar claro qué puede y qué no puede hacer, siendo firmes en este aspecto, dejando una consentida libertad que no minimice nuestras normas.

Recompensas. En ocasiones es positivo utilizar la técnica de la recompensa, ante un capricho concretar un objetivo. Una vez conseguido recompensar con sus deseos al niño/a. Esta técnica es muy positiva puesto que muestra el valor del esfuerzo para conseguir las cosas, demostrando al niño/a la verdadera necesidad de ese capricho.

Educar  a nuestro hijo/a es un trabajo diario que debe empezar desde el principio, cuanto antes marquemos nuestras normas, hábitos y rutinas, más fácil será para nuestro hijo/a aceptar y entender los conceptos que desarrollarán  su conducta en el futuro.