Carmen Reija
La importancia de consumir fruta está demostrada y avalada por numerosos estudios científicos. La experiencia personal es importante, pues cada uno tiene sus propias necesidades: para el estreñimiento va muy bien comer un kiwi al desayuno; para reducir el estrés, las fresas; para las diarreas, la manzana; para evitar los calambres, los plátanos, etc. Elige las que mejor se adapten a ti y combínalas, pues las posibilidades son infinitas y no busques excusas para no tomarlas.
Diferentes asociaciones sanitarias coinciden en la necesidad de consumir 5 raciones diarias de fruta para mantener el tono muscular y la adecuada cantidad de vitaminas, reducir los radicales libres generados por nuestro organismo, incorporar fibra a nuestro intestino, etc. Aunque pueda parecer difícil cumplirlo, plantéate que puedes tomarla en cualquier ...
Diferentes asociaciones sanitarias coinciden en la necesidad de consumir 5 raciones diarias de fruta para mantener el tono muscular y la adecuada cantidad de vitaminas, reducir los radicales libres generados por nuestro organismo, incorporar fibra a nuestro intestino, etc. Aunque pueda parecer difícil cumplirlo, plantéate que puedes tomarla en cualquier momento y situación (aunque lo más adecuado sea en el desayuno) o utilizarla como comodín cuando te apetece comer algo a lo largo de la mañana o a media tarde (así evitarás otras cosas menos sanas).
Cada fruta tiene una concentración específica de elementos nutritivos, aunque comparten algunas características como:
- Alto contenido en agua, vitaminas (A, B6 y C fundamentalmente) y minerales (potasio, calcio, hierro y magnesio).
- Bajo contenido en proteínas, materia grasa y calorías (unas más que otras).
- Fibra, fundamental para el intestino.
- Ácidos (málico, cítrico, etc.)
- Glúcidos, normalmente glucosa y fructosa.
- Colores variados.
Algunas frutas (plátanos, uvas, caquis o chirimoyas) arrastran la fama de que engordan aunque no sea exactamente así. Contienen más hidratos de carbono que las naranjas, por ejemplo, y un mayor contenido calórico y presencia de azúcares, pero no debes eliminarlas de tu menú. Constituyen mejores opciones que otros postres o picoteos para reducir la sensación de hambre o calmar la ansiedad. No abuses de su consumo y opta por frutas menos calóricas como la manzana o la sandía, pero sin renunciar a ellas.
Si “necesitas” comer algo, elige frutas y vegetales. Son muy sanas y tienen muchas ventajas:
-Ayudan a reducir el riesgo de problemas cardíacos y otras enfermedades.
-Tienen pocas calorías y grasas.
-Contienen vitaminas, minerales y fibra (imprescindible para el funcionamiento del intestino).
-Son fáciles de consumir en cualquier lugar.
Puedes elegir:
- Fruta fresca. Todas valen para este momento en que necesitas meter algo en la boca. Lo mejor es que la consumas de temporada, entera, bien lavada y sin pelar e incluyas un cítrico (naranja, mandarina, etc.) al menos una vez a la semana (pues aportan sustancias beneficiosas para el colon y evitan el estreñimiento).
-Fruta deshidratada (orejones, pasas, etc.), con mayor aporte calórico pero una buena fuente de energía.
-Zumos sin azúcar. Mejor naturales, pero puedes consumir los elaborados sin azúcar ni aditivos.
-Batidos naturales. Aprovecha sus ventajas y prepáralos con una licuadora: manzana, apio y zanahoria; limón, tomate y fresas; o lo que se te ocurra y te guste.
En los distintos puntos de venta puedes encontrar casi todas en cualquier época. Lo recomendable es consumir fruta de temporada porque resulta más económica y te permite una gran variación a lo largo del año. De todas maneras, como lo importante es que la comas, compra la que te apetezca y te guste porque es la mejor inversión que puedes hacer.
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