Carmen Reija
Si olvidamos que es un plato típico navideño y lo vemos como lo que realmente es (un marisco fácil de cocinar y comer y con un precio asequible que puede formar parte de muchas recetas) podrá alcanzar el nivel que se merece. Nutricionalmente completo y saludable, podría incorporarse a cualquier menú equilibrado, salvo consejo en contra de tu médico. Pruébalo en diferentes recetas y disfruta de su sabor…si no padeces ninguna alergia a su consumo.
Los langostinos son crustáceos, de nombre científico Penaeus monodon (aunque hay variedades) y pertenecen al grupo “marisco y derivados”. Puedes encontrarlos en los diferentes puntos de venta, normalmente congelados, por lo que llegan a tu mesa en perfecto estado de conservación si no rompes la cadena de frío. Su consumo ...
Los langostinos son crustáceos, de nombre científico Penaeus monodon (aunque hay variedades) y pertenecen al grupo “marisco y derivados”. Puedes encontrarlos en los diferentes puntos de venta, normalmente congelados, por lo que llegan a tu mesa en perfecto estado de conservación si no rompes la cadena de frío. Su consumo se dispara en determinados momentos del año (como la Navidad), pero están a tu disposición en el mercado prácticamente todo el año.
A nivel nutricional, destacaría la presencia de yodo (90 gramos por cada 100) y proteínas y su bajo contenido calórico. Ricos en vitaminas (E y del grupo B) y minerales (magnesio, selenio, sodio, hierro, calcio, fósforo, etc.). Aportan también ácidos grasos omega 3, fundamentales para mantener nuestra salud cardiovascular. No se recomienda su consumo excesivo a quienes padecen hipertensión o tienen el colesterol elevado. Consulta a tu médico.
Son fáciles de pelar ya sean crudos o cocinados. Lávalos bajo el agua si están crudos o déjalos enfriar si están cocinados. Retira primero la cabeza girándola y tirando suavemente. Después separa el caparazón desde el centro, hasta eliminar completamente la piel y las patas. Retira con un cuchillo el cordón negro intestinal porque puede aportar sabor amargo. Lávalos de nuevo al terminar. Si los vas a freír, dales un corte en el centro para evitar que se enrosquen.
Aunque la manera más frecuente de comerlos es simplemente cocidos en agua con sal o elaborados a la plancha y acompañados de diferentes salsas, son muchas las recetas en las que puedes incluirlos y aprovechar todas sus ventajas nutricionales. Te proponemos:
-Ceviche. Blanquea las colas de langostino en agua hirviendo y enfría rápidamente. Escúrrelas, déjalas enfriar y sécalas con papel absorbente. Colócalas bien extendidas en un recipiente y cúbrelas con zumo de limón (colado) y deja que maceren una hora (o más) en la nevera. Añade cebolla picada, perejil, tomate, cilantro, apio, maíz, etc. y remueve la mezcla. Puedes aderezar con sal y darle un toque picante (Tabasco, jalapeños, etc.)
-Rebozados. Pela los langostinos eliminando todas las partes duras. Añádeles sal. Reboza primero en la harina y después en huevo batido con perejil picado. Fríelos en una sartén con aceite de oliva hasta que queden dorados. Déjalos escurrir en un papel absorbente.
-Brocheta. Hierve los langostinos enteros en agua con sal unos minutos. Cuélalos y déjalos enfriar. Elimina la cabeza y la piel manteniendo únicamente la cola. Insértalos en las brochetas y ásalos en una plancha engrasada con aceite de oliva. Espolvorea sal sobre ellos al final.
-En tempura. Elimina la cabeza y pélalos conservando la cola intacta. Mezcla la harina (especial para tempura) con sal y pimienta blanca. Añade lentamente cerveza fría batiendo continuamente hasta formar una masa esponjosa. Reboza los langostinos y fríelos en aceite de oliva caliente.
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