El interés de la población por el cuidado de su salud ha llevado a los investigadores a profundizar en el conocimiento de la composición de los alimentos y de sus efectos beneficiosos o perjudiciales sobre el organismo. Resulta imprescindible llevar una vida sana, hacer ejercicio y seguir una dieta equilibrada en la que estén presentes alimentos de todos los grupos y volver a lo tradicional: hacer la comida en casa siempre que sea posible.

Son muchos los alimentos de uso común que presentan interesantes propiedades nutricionales y ya ha surgido el cuño de “superalimentos” para designar a los que se consideran más saludables. Pero no es necesario darles un nombre especial, simplemente conocerlos y aprovechar todas las ventajas que nos aportan si los introducimos en nuestra dieta habitual. Como ejemplo, señalaríamos: -pescado, con ácidos grasos esenciales omega 3 y 6 -vino, rico en antioxidantes que desactivan los radicales libres -tomates, con licopeno -leche, aporta calcio fundamental para nuestro esqueleto

-aceite de oliva, con vitamina E y grasas saludables

-cerveza, en la que abundan las vitaminas del grupo B

-frutas, fuente de vitaminas y fibra -brécol, antioxidante y rico en provitamina A

-frutos secos, con altas concentraciones de minerales

-verduras de hoja ancha, aportan luteína que mejora la visión.

Prepara un buen zumo vegetal con frambuesas, naranja y tomate; una menestra con brécol, zanahoria y aceite de oliva virgen; un salmón a la plancha con espárragos trigueros o un batido de leche, plátano y nueces. Estas sencillas recomendaciones nutritivas te ayudarán a integrar en tu dieta elementos esenciales para tu organismo.

Las leyes promulgadas en este ámbito no evitan completamente la publicidad de productos teóricamente saludables y los medios de comunicación utilizan expresiones difíciles de comprender como alimentos genéticamente modificados, bífidus activo, fitoesteroles o prebióticos y se refieren a ellos como “complementos alimentarios que mejoran nuestra salud”. La legislación aplicable existe desde hace años, pero debe adaptarse e incluir la composición exacta de los alimentos para que los consumidores podamos conocer los beneficios reales de dichos compuestos, pues nuestra salud lo agradecerá. Se recomienda leer bien las etiquetas de los alimentos que compramos para saber lo que realmente comemos.

Si la dieta es equilibrada y variada no es necesario utilizar suplementos (aunque sean naturales) salvo indicación concreta del médico. Debemos evitar consumir vitaminas y minerales, por ejemplo, que no hayan sido pautadas por el especialista pues, aunque su déficit sea malo para nuestra salud, tampoco el exceso resulta recomendable. Tampoco es recomendable utilizar “compuestos naturales” sin control porque tienen efectos que pueden resultar perjudiciales para tu salud.