Carmen Reija
Son muchos los expertos que consideran que la alimentación es fundamental para mantener la salud y esta idea se ha extendido con rapidez entre los diferentes sectores de la población. Cada vez más nos preocupamos de seguir una dieta sana, comer de manera equilibrada y seguir las indicaciones de los especialistas. Es una actitud muy positiva que nos ayudará a cumplir años con salud y que nuestra esperanza de vida sea mayor y mejor. Cuídate cada día y consulta tus dudas al médico.
La OMS considera que los principales factores de promoción y mantenimiento de una buena salud durante toda la vida son la dieta saludable y la actividad física suficiente y regular. Los hábitos alimenticios saludables se relacionan con la ingesta adecuada de calorías (para controlar el peso corporal) y la elección ...
La OMS considera que los principales factores de promoción y mantenimiento de una buena salud durante toda la vida son la dieta saludable y la actividad física suficiente y regular. Los hábitos alimenticios saludables se relacionan con la ingesta adecuada de calorías (para controlar el peso corporal) y la elección de alimentos y bebidas con un alto contenido de nutrientes y bajo porcentaje calórico.
Las recomendaciones fundamentales pasarían por:
-Mantener el peso adecuado y lograr un equilibrio calórico. Existen muchos sistemas de medida corporal que los especialistas manejan. No te obsesiones con hacerlo tú, acude a su consulta. No consumas más calorías de las que necesitas para realizar tu actividad diaria; ajusta tu ingesta y haz ejercicio.
-Evitar el consumo de calorías de alimentos con poca calidad nutricional. Elige alimentos beneficiosos que presenten un buen contenido nutritivo y aporten pocas calorías a tu dieta.
-Consumir al menos tres raciones de frutas frescas al día. Es fundamental porque son fuente de vitaminas, minerales y fibra imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo.
-Elegir lácteos desnatados. Elimina de tu dieta los que contienen grasa en exceso. Leche descremada, queso o requesón sin grasa, etc. constituyen la mejor opción si no sufres alergias o intolerancias que impidan su consumo.
-Ingerir dos raciones de verduras al día. Cocinadas o crudas, su aporte de vitaminas, minerales y fibra es fundamental.
-Optar por pescado, legumbres o aves como fuente de proteínas. Es la mejor opción para evitar el consumo excesivo de otros alimentos proteicos (como las denominadas “carnes rojas”) y obtener las proteínas y aminoácidos esenciales que el organismo precisa.
-Reducir la ingesta de carnes rojas. Optar por pavo, conejo o pollo (al que le quitaremos la piel antes de cocinarlo) considerados más saludables.
-Cocinar con aceite de oliva virgen extra. Evitar las grasas saturadas y las grasas trans cuyos efectos sobre el organismo son menos saludables.
-Reducir al mínimo el consumo de azúcar, refrescos y bebidas azucaradas. Evitaremos el aporte incontrolado de un azúcar que no resulta necesario.
-Controlar el consumo de sal (elegir la yodada) y alimentos procesados. No debes renunciar a ella (salvo indicación de tu médico), pero sí controlar la cantidad que ingieres.
-Utilizar especias saludables, limón, etc. para aliñar tus platos crudos o cocinados para aprovechar todas sus propiedades.
-Comer frutos secos al menos tres veces a la semana. No engordan tanto como crees y aportan elementos imprescindibles para el organismo.
-Optar por pan y harinas integrales. Evitar siempre que sea posible el uso de las variedades refinadas.
-Beber las infusiones sin añadir azúcar. Optar por limón, canela, etc.
-Cocinar sin excesivas grasas. Asar, cocer u hornear son mejores opciones que freír.
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