De todos es sabido que la práctica habitual de ejercicio favorece el cuidado de los huesos, la fuerza muscular, la elasticidad, el control de peso, el sistema inmunitario y puede reducir hasta en un 40% la mortalidad por enfermedades cardiovasculares. En ocasiones, la pereza nos desanima y nos planteamos no hacer nada, aunque sepamos que el ejercicio resulta muy saludable. Aprovecha esta etapa en la que la energía nos acompaña y nos resulta más sencillo dar el primer paso…que traerá todos los siguientes.

Para lograr que la eficacia del ejercicio realizado sea mayor, los expertos proponen:

-Descansar adecuadamente respetando las horas de sueño y evitando esfuerzos excesivos que no conducen a nada beneficioso. No es posible moverse con energía si te sientes agotado o pretender hacerlo todo el primer día. Es fundamental recuperarse por la noche para afrontar bien el día y las actividades que conlleva y dosificar tus esfuerzos para no perder el ánimo y habituarte a hacer ejercicio disfrutando del momento.

-Hidratarse adecuadamente antes y después de la práctica. El agua o las bebidas isotónicas son lo más recomendable para lograr una buena hidratación y deberías evitar la ingesta de bebidas carbonatadas.

-Elegir la hora para hacerlo. Mejor sería en la primera de la mañana o última de la tarde, pero siempre debes planteártelo en función de tus posibilidades para que no suponga una carga adicional.

-Comer adecuadamente. Es muy importante mantener un equilibrio nutricional perfecto para evitar la aparición de déficits alimentarios, calambres, deshidratación, etc. Sigue una dieta completa en la que incluyas todos los alimentos de la pirámide que utilizan los expertos y mantén un horario constante para evitar bajadas de glucosa, por ejemplo.

-Estirar antes y después de la práctica de ejercicio. No te olvides de hacerlo porque te ayudará a prevenir la aparición de problemas articulares, tendinitis, esguinces, etc. que te impedirían la realización continuada y provocarían dolor.

-Utilizar ropa adecuada. Lo mejor es decantarse por los tejidos de algodón que permitan una transpiración correcta y eviten que el sudor se acumule sobre la superficie de tu cuerpo. Si hace sol, cúbrete con una gorra y utiliza gafas de sol.

-Usar un calzado específico. En el mercado especializado encontrarás muchas opciones perfectas adaptadas al ejercicio que vas a realizar. No es cuestión de marca (aunque las hay muy buenas); lo importante es que te sientas cómod@ con lo que elijas y protejan bien tus pies evitando lesiones inoportunas.

Si tienes algún problema concreto de salud, debes consultar a tu médico si el ejercicio se adapta a tu situación personal. Acude a su consulta y plantéale cualquier duda porque es el más indicado para responderte. Sigue siempre sus indicaciones.