Seguro que tienes poco tiempo para cocinar, recoger, hacer la compra y todo lo asociado a la elaboración de menús saludables para todos los miembros de la casa. La situación puede llegar a desbordarte y convertirse en un problema porque la tensión por no “poder hacerlo” se va acumulando.

Lo más importante es que se convierta en una actividad compartida y que no sea uno el único responsable del avituallamiento de la casa. Todos los miembros del hogar pueden participar en la tarea y aportar buenas ideas para facilitar el buen funcionamiento de lo que se relaciona con la elaboración de la comida.

Para evitar problemas a la hora de hacer la compra, puedes elaborar una lista con los productos de uso habitual que te ayudarán a reducir el estrés asociado a la visita al centro comercial. Te proponemos:

- En tu despensa no pueden faltar alimentos de larga duración a los que recurrir en cualquier momento. Destacaría: arroz, pasta, legumbres (frescas y en conserva), conservas de pescado y marisco (sardinas, berberechos, mejillones, caballa, atún, etc.), bricks de leche (adaptada a todos los miembros y sus necesidades), tomate (triturado, salsa, etc.), salsas, especias, miel, azúcar, aceite, etc.

Es importante que revises las fechas de caducidad y consumo preferente para que no se estropeen y ocupen un espacio que necesitas para otros elementos.

-En tu nevera deberías contar con: huevos, embutidos, verdura, frutas cítricas (naranja, limón, mandarina, kiwi, etc.), mantequilla, margarina, queso para untar, verduras, pescado fresco, carne fresca, etc.

No acumules nada innecesario porque el espacio es limitado y te impediría guardar lo que de verdad utilizarás. Tampoco creas que, por estar refrigerados, son eternos. Se estropean y pierden sus propiedades nutritivas si los mantienes demasiado tiempo. Racionaliza la compra y utiliza lo que ya tienes en casa antes de que se altere.

-En el congelador, pieza clave para los que tienen poco tiempo, resulta interesante tener: pescado, carne, verduras, compuestos aromáticos, platos cocinados, patatas para freír, etc. que se pueden preparar con rapidez.

Pon fechas de congelación para utilizar antes lo más antiguo. Es una buena medida para evitar que envejezcan y se estropeen y te permitirá ir consumiendo cronológicamente el contenido.

También puedes tener un stock de artículos de limpieza (detergentes, suavizante, lejía, etc.) y productos cosméticos de uso habitual (gel de baño, champú, pasta de dientes, papel higiénico, etc.) que utilizarás a medida que los vayas necesitando. Como el espacio de la casa suele ser reducido, no acumules nada innecesario y no lo repongas hasta que se vaya acabando.