Carmen Reija
Cada vez son más quienes forman parte de esta lista creciente y no es tan dramático como inicialmente parece. Muchas personas que padecen inexplicables diarreas continuas o dolores abdominales de origen desconocido, pueden encontrarse en esta situación que, aunque no es grave, sí resulta incómoda y afecta a su calidad de vida. No desesperes porque la solución es más sencilla de lo que piensas. Acude a tu médico y que él te indique lo que debes hacer.
Los intolerantes a la lactosa son personas en las que la actividad de la enzima lactasa, encargada de la digestión de la lactosa, es baja o inexistente. Sufren diarreas, dolor abdominal, náuseas, calambres, gases, distensión, etc. Pueden pasar muchos años sin saber lo que les ocurre porque los síntomas son ...
Los intolerantes a la lactosa son personas en las que la actividad de la enzima lactasa, encargada de la digestión de la lactosa, es baja o inexistente. Sufren diarreas, dolor abdominal, náuseas, calambres, gases, distensión, etc. Pueden pasar muchos años sin saber lo que les ocurre porque los síntomas son inespecíficos y la orientación clínica no siempre inclina a pensar en ello, ya que lo que los pacientes describen puede estar relacionado con numerosas alteraciones orgánicas.
El diagnóstico debe hacerlo el médico tras analizar la historia clínica del paciente y realizar las pruebas que considere oportunas encaminadas a descubrir el proceso. El tratamiento también debe pautarlo él y normalmente se va a centrar en la exclusión de los múltiples alimentos que contienen lactosa. Esta decisión puede generar un problema personal para los enfermos, puesto que quedarían excluidas las principales fuentes de calcio usadas habitualmente, aunque siguiendo las indicaciones del médico no se producen carencias de este elemento, pues se compensa con la ingesta de otros que también lo aportan.
Entre los alimentos aconsejados para los intolerantes a la lactosa, en función del tipo de intolerancia de que se trate, se incluyen:
-Quesos curados y fermentados (en los que la proporción de lactosa es mucho menor que la presente en los frescos).
-Leche sin lactosa, de soja, almendra, avena, etc. -Legumbres (lentejas, garbanzos, etc.) como guarnición o plato único.
-Carnes, pescados, verduras, frutas, frutos secos, aceites vegetales, azúcar, gelatina, huevos, etc., pues ninguno de estos alimentos contiene lactosa.
-Cereales y derivados (harinas, pastas, etc.)
-Aportar el calcio por medio de otros alimentos en los que se encuentra en elevada proporción (pimiento, brécol, melón, sardinas enlatadas, caballa, etc.) junto con vitamina D (imprescindible para su fijación) sin recurrir a suplementos que no sean pautados por el médico.
Se desaconseja el consumo de:
-Cualquier leche (vaca, cabra, etc.) porque contienen lactosa. Tampoco los alimentos elaborados con ella (helados, flan, natillas, etc.) o quesos frescos.
-Alimentos procesados que integran la lactosa en su composición (embutidos, salchichas, etc.)
-Mantequilla, batidos, etc. elaborados con leche.
-Fármacos que contienen lactosa en su formulación. Suele aparecer en muchos, por lo que se recomienda leer los prospectos y comentárselo al médico para que recete cualquier otra formulación en la que no se incluya.
Mantener el equilibrio nutricional no resulta tan complicado como pueda parecerte. Obviamente debes renunciar a ciertos alimentos en los que la lactosa es un componente primordial, pero existen posibilidades “sin lactosa” para casi todos los que se te ocurran: helados elaborados con leche de almendra, croquetas con bechamel de leche sin lactosa, embutidos caseros sin lactosa, batidos de fruta y soja, flan de leche de coco, etc. Disfruta de la cocina elaborando estas novedosas recetas.
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