Los relojes que nacieron en el Ártico

Juan Chaparro

Creada por un empresario y aventurero danés, Bering apuesta por las líneas puras y minimalistas, materiales de calidad y precios asequibles

12/09/2016

Una marca de relojes relativamente nueva en el sector, pero, y eso quizás le augure un buen futuro, perfectamente identificables. Se llama Bering y se caracteriza por formas limpias, puras y elegantes, por su ligereza y por una más que aceptable calidad: cerámica de alta tecnología y cristal de zafiro ...

Una marca de relojes relativamente nueva en el sector, pero, y eso quizás le augure un buen futuro, perfectamente identificables. Se llama Bering y se caracteriza por formas limpias, puras y elegantes, por su ligereza y por una más que aceptable calidad: cerámica de alta tecnología y cristal de zafiro de extrema resistencia a ralladuras.

La historia que acompaña su nacimiento es también de las que contribuyen a dar prestancia a una marca. En ella confluyen dos nombres. Por un lado, el de Rene Kaerskov, aventurero y empresario danés que un día de 2008 saltó en paracaídas sobre el frío hielo del Ártico. Impresionado por la infinita belleza del polo norte, dedicó buena parte de sus días posteriores a contar a los suyos lo que había visto, en una serie de apasionados debates en la que la posibilidad de crear una marca de relojes basada en la experiencia vivida fue cobrando fuerza.

El otro nombre es más legendario. Se trata del navegante danés Vitus Bering quien, 280 años antes, en 1728, zarpaba hacia la entonces casi desconocida zona del océano Ártico. En su viaje atravesó el estrecho que posteriormente se llamaría, en su honor, de Bering y llegó, fue el primer europeo en hacerlo, a Alaska. Ese es el motivo por el que una de las cuatro zonas horarias lleve su nombre: Bering Time.

De la confluencia de ambos nombres, del afán por recorrer nuevos caminos que comparten, nace la concepción de la marca Bering, que se presenta como resultado de una perfecta combinación entre materiales resistentes y un diseño puro y extraplano, inspirado en la belleza del Ártico. El precio de sus piezas, entre 100 y 200 euros.

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