Una vez tomamos la decisión, ya sea por nuestras preferencias o nuestras circunstancias, tenemos que ser conscientes de las ventajas de nuestra situación y sacar todo lo bueno de ella tanto para nosotras como para nuestros hijos y toda la familia.

Vamos a ver algunas de las ventajas exclusivas de conciliar la crianza de los hijos y el desempeño de nuestro empleo.

Tu entorno será más heterogéneo.

Podrás recibir influencias más diversas y relacionarte con más gente. Por lo general, un entorno de trabajo aporta un ámbito distinto a tu vida, propiciando nuevas relaciones y nuevos puntos de vista. Eso fomenta tus habilidades sociales, lo que a su vez transmitirás a tus hijos para que sepan relacionarse mejor.

Puedes tomarte el trabajo como un descanso de la maternidad.

Aún está mal visto que la mujer reconozca que necesita su ámbito de espacio privado cuando es madre. Pero lo cierto es que la maternidad puede ser muy extenuante. Aunque trabajar no es precisamente un descanso, el tener la mente en otras cosas puede suponer de por sí una relajación de las responsabilidades de la maternidad. Y eso puede ayudarte a ser mejor madre e incluso a mejorar tu relación de pareja tras la llegada del bebé.

Más ingresos proporcionan una mejor calidad de vida a la familia.

La mayoría de mujeres que tienen trabajo deciden hacer lo posible por mantenerlo cuando se convierten en madres. Incluso aunque no tuvieran una dependencia económica vital de ese empleo, apuestan por tener más ingresos en la unidad familiar con vistas a un mejor nivel de vida o a desembolsos futuros a un largo plazo (por ejemplo, para procurar una mejor educación superior a sus hijos o asegurar una jubilación mejor para no depender económicamente de sus hijos).

Ejemplo a los hijos.

Para muchas familias, el hecho de que ambos padres trabajen es un modo de inculcar a los hijos el valor del esfuerzo y la igualdad de género en las responsabilidades profesionales y familiares. 

Independencia económica.

No siempre las parejas se mantienen unidas y cuando las cosas no van bien, la dependencia económica de uno de los cónyuges es uno de los grandes problemas que se ceba especialmente en las mujeres. Ser madre y trabajadora es un modo de ser dueñas de nuestras propias vidas si las cosas en la pareja no van tan bien como nos gustaría.

Autorrealización y mejor autoestima.

Una carrera profesional exitosa es uno de los pilares para una buena autoestima. Especialmente en el caso de que logremos trabajar en un empleo en el que nos dediquemos a algo que nos gusta, nos resulta muy beneficioso tener este ámbito de realización personal. Esto tiene consecuencias positivas en nuestro estado de ánimo y en nuestro comportamiento. Un empleo que nos motiva es una excelente manera de luchar contra los estados de tristeza, como por ejemplo combatir la depresión posparto. Así podremos transmitir mejor a nuestros hijos la importancia que tiene buscar nuestras pasiones y trabajar por y para ellas.

No hay por qué elegir entre ser buena madre y ser una buena profesional. No solo son objetivos que pueden compartirse sino que en muchas ocasiones, ser una buena trabajadora nos facilita ser una madre mejor.