Hace ya muchos años que se ideó una dieta (denominada dieta Feingold) libre de aditivos (colorantes, conservantes, etc.) y salicilatos (presentes en ciertas frutas y verduras) y se observó que los niños mejoraban tanto sus problemas de alergia como los de comportamiento. Esta situación provocó la realización de nuevos estudios en los que se pretendía demostrar que la inclusión de alimentos beneficiosos en la dieta podría mejorar la salud y el comportamiento de nuestros niños. Pero no todo son ventajas y no todos los especialistas están de acuerdo en que sea así. Antes de tomar ninguna decisión, consulta a tu pediatra y sigue sus indicaciones.

De manera general, algunos expertos en la materia señalan que:

-El consumo de grasas omega 3 del pescado azul, por ejemplo, mejoraría la capacidad de concentración y atención, lo que redundaría en la obtención de mejores calificaciones. También se cree que mejora la hiperactividad, pues reduciría los síntomas que presentan estos niños.

-En sentido contrario, la utilización de aditivos (colorantes y conservantes como el benzoato sódico) puede incrementar los problemas característicos asociados con la hiperactividad.

-Los alimentos ricos en salicilatos (almendras, cítricos, uvas, etc.) pueden provocar alergias y un aumento significativo de la sintomatología que las acompaña.

Son premisas establecidas a partir de determinados estudios realizados por diferentes laboratorios y que no todos los expertos asumen. No es necesario alarmarse ni eliminar completamente esos alimentos. Lo importante es controlar el consumo de todo tipo de aditivos e intentar aumentar la ingesta de pescado, porque los datos referidos a la población indican que es realmente mejorable. Tampoco deberíamos renunciar absolutamente a cualquier producto “elaborado”, pero sí limitar su uso a momentos concretos.

Lo relacionado con la nutrición infantil debe dejarse en manos del pediatra y seguir sus pautas. Es el más capacitado para decidir en cada situación lo que conviene a nuestros hijos y modificarlo en función de sus necesidades. De manera general se recomienda utilizar harinas integrales, consumir legumbres de manera habitual, vigilar la posible aparición de alergias o intolerancias a ciertos elementos (leche de vaca, soja, huevos, trigo, etc.), aumentar la ingesta de alimentos ricos en omega 3 y 6 y consultar al pediatra la necesidad de administrar suplementos de vitaminas y minerales.