Solamente de gravísimo puede calificarse el traspiés que ha sufrido la multinacional surcoreana Samsung con uno de sus terminales flagship, el potentísimo Galaxy Note 7, que en España (y tal como ya anunciamos con anterioridad) iba a ponerse a la venta este próximo 28 de octubre.

La historia ya debe ser sobradamente conocida por todo el mundo: después que los primeros usuarios de este teléfono recibieran sus unidades, algunos de ellos sufrieron accidentes consistentes en que el terminal se quemaba al cargarlo.

El origen de dicho problema se encontraba en la batería. Concretamente, Samsung explicaba que se produce cuando el ánodo de la batería entra en contacto con el cátodo, lo que produce un sobrecalentamiento. Esto es un error muy poco común en el proceso de fabricación, según afirman desde la multinacional surcoreana.

Tras la reiteración de las quejas y el habitual ruido mediático que estas situaciones generan (no olvidemos el antennagate que sufrió el iPhone 4), y aunque parece ser que fue un porcentaje muy mínimo de usuarios los que sufrieron el incidente, Samsung inició un programa de sustitución de los terminales, consistente en cambiarlos por un nuevo Note 7 certificado conforme el problema había sido solventado, o bien un Galaxy S7.

Pero, pese al programa de sustitución, algunos de los nuevos Note 7 han seguido dando el mismo problema, sobrecalentandose y encendiéndose, y ello ha llevado a Samsung a parar la producción de este modelo. De forma permanente.

Consecuencias ¿Veremos un Galaxy Note 8?

La imagen de Samsung queda fuertemente tocada por este caso. En el pasado, otras empresas han padecido problemas con sus terminales recién lanzados al mercado (el referido antennagate o algunos casos denunciados en que el terminal se doblaba con relativa facilidad), pero nunca se había dado el caso que los terminales de reemplazo reincidieran en el problema.

Y ello me lleva a pensar que esto va más allá de la batería, puesto que con el cambio por unas que estén revisadas, es fácil solucionarlas. No obstante, algún fallo más tiene que haber en el interior del Note 7, un fallo de diseño que no sea tan fácil de solucionar como con una simple sustitución de un elemento, sino que exija rediseñar el dispositivo, algo que sale más a cuenta hacer en un terminal de nuevo cuño.

Decía que la imagen de Samsung se verá afectada por todo esto. Es fácil pensar que el gran revuelo mediático que se ha producido (tampoco hay para menos) hará que no pocos consumidores que ahora no son clientes de la compañía, descarten la adquisición a corto plazo de un modelo de la marca.

Por lo que respecta a quienes tienen un teléfono Samsung, especialmente un Note o un Sx, y que quieran renovarlo en los próximos meses, no pocos mirarán con buenos ojos a marcas que hasta ahora no consideraban.

Será cuestión de estar atentos a las próximas cifras que presentará la compañía en materia de ventas, y a su cotización en la bolsa.