Las dosis deben ajustarse para mantener la coagulación en unos márgenes terapéuticos adecuados, por lo que debe acudir al centro médico a realizar análisis de manera periódica. Los principios activos más novedosos no requieren este tipo de control, pero presentan ciertas desventajas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de administrarlos. La idea de un autocontrol del paciente usando un coagulómetro (como si se midiesen la glucosa, por ejemplo) no está mal, pero no se utiliza de manera generalizada.

El paciente tratado con anticoagulantes debe comer de manera sana y variada, siguiendo una dieta equilibrada que incluya todos los grupos de alimentos, salvo recomendación específica del médico, ya que puede asociarse a ciertas patologías que precisan una dieta especial (diabetes, hipertensión, elevados niveles de colesterol, etc.).

Los pacientes que toman anticoagulantes deben conocer las implicaciones y recomendaciones que acompañan a este tratamiento. Destacaría que:

-Deben seguir las indicaciones del médico sin olvidar el tratamiento ni los controles. Consultarle cualquier duda.

-Evitar situaciones peligrosas que puedan provocar cortes, golpes, etc. Cualquier síntoma de sangrado debe ser consultado al médico inmediatamente.

-Cuidado con el alcohol, porque aumenta el efecto de los anticoagulantes orales. Se podría tomar vino o cerveza en pequeñas cantidades en las principales comidas si el médico no lo prohíbe.

-No fumar, pues también interfiere en el mecanismo de coagulación.

-Hacer ejercicio físico moderado a diario: caminar, nadar, bailar, etc.

-Evitar engordar o hacer dietas sin control del especialista.

-Reducir los alimentos precocinados, grasas y fritos. Cocinar al vapor, horno, plancha, papillote, etc.

-Seguir una dieta regular y controlar el consumo de alimentos ricos en vitamina K (coles, brécol, repollo, castañas, acelgas, espinacas, perejil, habas, etc.) o que producen muchos gases (aguacate, grelos, espinacas, coliflor, garbanzos, lentejas, kiwi, etc.). Un descenso repentino aumentaría el efecto anticoagulante con riesgo de hemorragias; un aumento podría reducirlo y aumentar el riesgo de trombos. Además, una dieta basada en verduras frescas (como la vegetariana) podría interferir en el efecto del anticoagulante, por lo que sería necesario ajustar la dosis.

-Consumir compuestos con ácido acetilsalicílico o sulfato de quinina podría interferir en el tratamiento.

-Evitar la automedicación. Algunos medicamentos aumentan el efecto del tratamiento (antihistamínicos, antiinflamatorios, antirreumáticos, algunos antipiréticos como la aspirina, sulfamidas, hormonas tiroideas, etc.)

-No consumir suplementos vitamínicos o productos “naturales” sin control médico. Se debe comunicar el consumo de fármacos, suplementos o cualquier otro producto para evitar interacciones problemáticas. Muchos compuestos interfieren en el tratamiento, pudiendo potenciar el riesgo de sangrado y hemorragias. Podemos señalar algunos de uso frecuente como echinácea, efedra, allium, ginkgo, ginseng, hipérico, valeriana, etc. y que no es recomendable la combinación de productos fitoterapéuticos y el tratamiento con anticoagulantes, salvo indicación expresa del médico.