Natividad Abascal tiene 73 años y desde hace mucho tiempo ha sido musa de Óscar de la Renta y Valentino. Empezó a desfilar con tan solo 21 años y fue el modisto Elio Berhanyer el que le dio la oportunidad, a ella y a su hermana gemela Ana María. Durante un tiempo se mantuvo alejada del mundo de la pasarela, pero una vez se divorció del Duque de Feria volvió a viajar por todo el mundo, desfilando para los más grandes. Actualmente colabora tanto en los reportajes como en los estilismos que necesita la revista ¡Hola! y está considerada como una de las mujeres más elegantes del mundo.  

Naty Abascal llama la atención donde quiera que vaya. No solo se distingue por su elegancia y porte, sino por sus estilismos, a menudo osados. Afirma que es necesario dejar a un lado el total look, porque las extravagancias solo pueden permitirse en las pasarelas de moda o en las mujeres que tienen una personalidad audaz. Los excesos no siempre valen y es preferible aportar toques de buen gusto a través de la mezcla de colores y tejidos.  

Ella es rebelde por naturaleza y sigue su instinto, aunque no deja de lado las tendencias. Lo que hace es adaptarlas a su gusto personal y potenciar su figura con ellas. No es demasiado amante de los brillos, y los colores metalizados, aunque interesantes, deben ser utilizados de forma adecuada sin recargar demasiado los looks.

Le encantan los complementos y la hemos visto muchas veces con pañuelos de seda. Por dentro de una camisa de vestir resultan muy elegantes y anudados al cuello conceden al outfit un estilo casual-chic ideal. Aunque es amante de los colores, también apuesta por el blanco y el negro, dos colores neutros que no pueden faltar en un buen guardarropa ni en ningún evento de nivel. Según asegura, en invierno los colores más in del momento son el verde botella, el morado y el granate, mientras que el azul klein destaca sobremanera en verano.

Está bien poseer joyas, pero tampoco abusar de ellas. No pasa nada por combinar joyas con bisutería, aunque todo en su justa medida. Para el día hay que mantener la discreción y comodidad con piezas sutiles, mientras que en la noche todo cambia y se puede optar por piezas más llamativas.

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