Carmen Reija
Si ya es difícil “ponerse a dieta”, el tema se complica enormemente cuando tienes que salir de tu casa. Casi todo cambia cuando tienes que comer fuera, con amigos, familiares o compañeros de trabajo que no tienen que conocer tu intimidad. Aunque elijas un restaurante ideal, te vas a preocupar en el momento de escoger el menú más indicado…y sin tener que dar explicaciones a nadie. No desesperes porque resultará más fácil de lo que piensas. Dedícate a disfrutar del momento y no sufras innecesariamente.
Si estás siguiendo una dieta para perder peso, seguro que lo pasarás mal si tienes que comer fuera de tu casa, sin poder controlarlo todo y sabiendo lo difícil que resulta evitar las tentaciones cuando sales. De manera general, se recomienda renunciar a ciertos elementos como: los zumos envasados (aportan ...
Si estás siguiendo una dieta para perder peso, seguro que lo pasarás mal si tienes que comer fuera de tu casa, sin poder controlarlo todo y sabiendo lo difícil que resulta evitar las tentaciones cuando sales. De manera general, se recomienda renunciar a ciertos elementos como: los zumos envasados (aportan más calorías y menos fibra que los naturales y se digieren muy rápido), las barritas de cereales (simplemente contienen azúcares y carbohidratos innecesarios), los refrescos sin azúcar (presentan edulcorantes y colorantes artificiales que te dan más sensación de hambre), los rebozados y las tempuras (porque resultan muy grasos).
Para ayudarte a sobrevivir a la reunión ante una mesa repleta de tentaciones, sería recomendable:
-Llevar snacks saludables y comerlos antes para no llegar muerta de hambre al restaurante. Puedes utilizar zanahorias, frutos secos, apio, etc. que te saciarán y evitarán que pidas sin control. -Mirar bien la carta antes de elegir tu menú. No escojas lo primero que veas; lo importante es elaborar una comida equilibrada que no te rompa el plan dietético que estás siguiendo.
-No saltarse el aperitivo. No es necesario eliminarlo y te ayudará a racionalizar la ingesta. Lo importante es que elijas algo adecuado que te ayude a alcanzar tu objetivo. Una buena propuesta: cerveza sin alcohol, zumo natural sin azúcar añadido, encurtidos, mejillones, etc.
-Racionar el pan. No te abalances sobre él porque llega antes que la comida. Calcula el que vas a comer y repártelo a lo largo de toda la comida.
-Empezar con alimentos crudos. Elegir una ensalada, por ejemplo, te ayudará a reducir tu apetito. Alíñala con limón y aceite de oliva. No añadas sal; sustitúyela por orégano, albahaca o cualquier otra especia que te guste.
-Incluir en tu petición alimentos proteicos (carne, pescado, huevos, etc.) aunque sea de segundo plato. Las proteínas que contienen regulan el impulso de comer, incrementan el metabolismo y estimulan la secreción de ácido clorhídrico que optimiza el pH del estómago.
-Evitar el consumo de agua fría porque resulta perjudicial para tu digestión. Afecta a la pepsina y con ello a la metabolización de las proteínas y las grasas presentes en los alimentos.
-Elegir una infusión de postre. Te ayudará a eliminar toxinas, hacer la digestión y perder peso. El té verde sería la opción ideal para ello porque es un buen diurético y estimulante a varios niveles.
No renuncies a tu vida por estar a dieta. Tampoco des explicaciones si no lo deseas. Consulta a tu dietista y sigue sus indicaciones. Racionaliza tu menú y disfruta del momento sin pensar en que te estás “saltando el régimen”. No va a pasar nada y, sea como sea, podrás resolverlo fácilmente.
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