Aunque son muchas las posibilidades, las variedades que con más frecuencia se utilizan son: arbequina, cornicabra, picual y hojiblanca. No son las únicas que podemos encontrar en las diferentes zonas de España y cuyas propiedades saludables y gastronómicas son reconocidas mundialmente. Destacarían:

-La variedad arbequina es muy resistente al frío y de pequeño tamaño. Se cultiva en Cataluña y tiene denominaciones de origen reconocidas. Su sabor es afrutado, poco amargo y fresco. Muy recomendable para aliñar ensaladas, salsas, cremas frías, masas de repostería, salteados y aves asadas (pollo o pavo, por ejemplo).

-La variedad cornicabra se cultiva abundantemente en las riberas del río Tajo. Su intensidad media, alto contenido en polifenoles y su sabor afrutado, un poco picante y equilibrado lo convierte en el complemento perfecto de asados de carne y pescados blancos. También se utiliza para preparar ensaladas, frituras suaves, empanadas y en postres elaborados con chocolate.

-La variedad picual (de la que se conocen más de 250 aptas para el consumo) es la más extendida en nuestra geografía y a nivel mundial. Su cultivo es fácil y la cosecha se recoge con rapidez, por lo que la producción de aceite es muy elevada. Contiene un alto porcentaje de ácido oleico de gran interés para la salud. Se le reconoce un punto amargo y picante bien equilibrado y muy apreciado por los expertos. Combina muy bien con los arroces, carnes de caza y guisos. También se recomienda para elaborar conservas de alimentos crudos o cocinados.

-La variedad hojiblanca es muy frecuente en Andalucía occidental (en Córdoba se conoce como lucentino por el color de sus hojas). Se considera un aceite versátil para usar tanto en crudo como en cocción, pues resalta el sabor de cualquier plato. Resulta ideal para ensaladas, pescados azules, cremas frías y calientes, conservas vegetales o pasta.

Elige el que mejor se adapte a tus necesidades porque a nivel de la salud todos resultan adecuados por su contenido en antioxidantes y ácidos grasos saludables. No te resistas a probarlos y combinarlos en las diferentes recetas que vayas a elaborar en crudo o cocinados. Te proponemos algo muy sencillo: elige un buen pan, tuéstalo en la tostadora, añade unas gotas de cualquier variedad de estos aceites y orégano natural. Esta simple preparación constituye una base perfecta sobre la que puedes incorporar lo que prefieras: queso, jamón serrano, salmón, espárragos, tomate, huevo duro, etc.