Iván Martín
¿Estamos predestinados hacía un camino o somos dueños de nuestro destino? El destino es uno de los conceptos más utilizados para definir la vida de las personas.
Tremenda pregunta que surge en nuestra mente en algún momento de nuestra vida. ¿Todo gira en torno a un plan diseñado por una fuerza superior o todo es fruto de la casualidad y el libre albedrío? ¿Es posible que cada paso que demos ya haya sido escrito? O simplemente, es ...
Tremenda pregunta que surge en nuestra mente en algún momento de nuestra vida. ¿Todo gira en torno a un plan diseñado por una fuerza superior o todo es fruto de la casualidad y el libre albedrío? ¿Es posible que cada paso que demos ya haya sido escrito? O simplemente, es que somos dueños de nuestro propio futuro y aceptamos las consecuencias de nuestros actos.
¿Qué es el destino?
El destino puede definirse como una fuerza desconocida que actúa inevitablemente sobre las personas y los acontecimientos. Partiendo de esta definición, el concepto se vuelve más complicado de entender y, en consecuencia, de darle,un justo valor en nuestras vidas.
Las personas escépticas por naturaleza arrojan ciertas dosis de incredulidad acerca del destino y sus consecuencias en la vida de las personas: simplemente las cosas suceden, sin ningún motivo. Aparecen los conceptos de buena y mala suerte, siendo su compresión bastante flexible.
Para otro tipo de personas más espirituales y reflexivas, con una mente más abierta a lo desconocido, el destino es algo que forma parte de la vida de los seres humanos. Las cosas suceden por algo y para algo, ayudando a cambiar el rumbo de nuestra vida. En este caso, la dirección de nuestro futuro está orientada desde un principio e, inevitablemente, la fuerza del destino nos llevará por este camino.
Por otro lado, la mayoría de las personas creen en las casualidades, en situaciones en las que sucede algo que cambia la vida de las personas, momentos puntuales que marcan el devenir de los seres humanos.
Dueños de nuestro propio destino
Creas o no en el destino, la realidad apunta a que somos los únicos dueños de éste: el esfuerzo, trabajo y disciplina ayudan a conseguir las metas deseadas para nuestra felicidad. Es imposible manejar todas las variantes que juegan alrededor de nuestra vida: salud, accidentes, terceras personas. Debemos aceptar las consecuencias de nuestros actos para entender que el destino está en nuestras manos.
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