Bienvenidos al verano, época de asueto por excelencia en la cual llega uno de los momentos más esperados del año: las vacaciones. Este periodo, más o menos largo según los casos, nos permite marcharnos de viaje, pero ello también nos deja con la poca tranquilidad de qué pasa en nuestro ...
Bienvenidos al verano, época de asueto por excelencia en la cual llega uno de los momentos más esperados del año: las vacaciones. Este periodo, más o menos largo según los casos, nos permite marcharnos de viaje, pero ello también nos deja con la poca tranquilidad de qué pasa en nuestro hogar cuando nos marchamos.
Hace años sólo teníamos la opción de instalar una alarma y una costosa cámara de seguridad, sólo al alcance de los bolsillos más pudientes. Ahora, no obstante, y gracias a la revolución que la electrónica de consumo ha experimentado, con el consiguiente descenso en los precios, y la aparición de nuevas tipologías de dispositivo, podemos montar un sistema de seguridad doméstico con un menor coste y mayor flexibilidad.
Analicemos algunas de las opciones disponibles:
Cámaras de seguridad de interior
Fáciles de colocar y configurar, normalmente dependen de una aplicación instalada en el móvil para poder controlarlas y ver qué es lo que están captando.
También es habitual que la marca fabricante ofrezca un servicio en la nube bajo contrato, el cual permite almacenar los vídeos captados durante un tiempo, por si acaso pudiéramos necesitarlos.
Una de estas cámaras, con una resolución bastante decente, puede costarnos menos de 100 €, mientras que el servicio de grabación en la nube puede tener un coste de entre 5 y 10 € mensuales, que podemos contratar realmente sólo cuando lo necesitemos.
La cámara ideal debería disponer de capacidad de visión nocturna y detección de movimientos. Por el precio antes mencionado, podemos tener una de estas.
Además, cuando no la estemos utilizando, podemos desconectarla de la corriente para preservar nuestra intimidad, o bien proteger su objetivo de alguna forma. Un cibercriminal podría acceder a nuestro sistema y vernos sin ser detectado.
Los aparatos con control remoto pueden dar idea de una casa que no esté desabitada
Bombillas inteligentes que se pueden encender desde cualquier parte del mundo vía nuestro teléfono móvil, o robots aspiradores que se pueden programar, son solamente algunos de los gadgets que la IoT nos ha traído. Estos pueden ser utilizados también para disuadir a posibles ladrones.
Que se encienda una luz a horas distintas cada día, o que se realice la limpieza a otras horas, puede dar idea de cierta actividad provocada por personas. Se rayaría ya la perfección si fuera posible montar un dispositivo para que reproduzca música a voluntad y la apague, todo ello controlado remotamente. Posibilidades existen.
Sensoriza
No solamente los ladrones constituyen una amenaza, si no que también lo son desastres como fugas de agua o gas. En nuestro día a día en el hogar somos capaces de detectar estos problemas, en el caso del gas, por ejemplo, gracias a nuestro olfato, pero cuando nos vamos de vacaciones a otro lugar... digamos que nadie es capaz de oler un escape de gas en su casa desde Reikiavik, por decir un lugar.
Sensores de gases, de movimiento, o de temperatura, son algunos de los que podemos disponer en nuestro hogar, sin un gran coste económico, pero que sin dudas nos aportarán una gran tranquilidad cuando nos marchemos.
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