La premisa no puede ser más atractiva: una tranquila mañana de domingo, en la que la pereza nos ha impedido madrugar. No hay prisa ni obligaciones, tan solo disfrutar del tiempo de asueto. Hoy no toca tomar un café rápido y una tostada a la carrera. Es un día para ...
La premisa no puede ser más atractiva: una tranquila mañana de domingo, en la que la pereza nos ha impedido madrugar. No hay prisa ni obligaciones, tan solo disfrutar del tiempo de asueto. Hoy no toca tomar un café rápido y una tostada a la carrera. Es un día para disfrutar de un desayuno tardío y largo, que casi empalme con la comida. Zumo, café, fruta, bollos, huevos, ensalada, tortitas... Hoy es día de 'brunch'.
Se trata de una tradición muy arraigada en países anglosajones con más de un siglo de vigencia. Es un neologismo que proviene de las voces inglesas BReakfast (desayuno) y lUNCH (comida). Suele celebrarse los fines de semana, sobre todo el domingo, el día más habitual de descanso, para poder alargar la sobremesa todo lo que se quiera. En Estados Unidos e Inglaterra suele servirse entre las 10 y las 13 horas, pero aquí en España, que no somos tan tempraneros, puede retrasarse hasta las 15 horas.
¿Y qué podemos encontrar en un 'brunch'? De entrada, lo habitual en un desayuno -café, zumos, cacao, tostadas con mantequilla y mermelada de frutas, algún bollo...-. Es bastante común encontrar todo tipo de ensaladas, como la César, de pasta; panes artesanales, elaborados con cereales y especias; también platos a base de huevo, como fritos, escalfados, tortillas -francesa, de verduras, de jamón y queso-; embutidos, quesos, bacon frito, salchichas; dulces como gofres, tortitas, tartas, y una gran variedad de fruta fresca.
Lo habitual es que toda la comida se exponga en unos mostradores, a modo de buffet, para que cada comensal se sirva lo que más le apetezca. El peligro es que buena parte de los platos contienen un alto aporte calórico, por lo que hay que escoger los alimentos con un poco de cabeza y no dejarse llevar únicamente por su aspecto.
En Estados Unidos, no estaremos disfrutando de un buen 'brunch' si no podemos degustar unos huevos Benedictine -escalfados, sobre una tostada con bacon fritos y cubiertos de bechamel o salsa holandesa-, acompañado de un Bloody Mary -un cóctel a base de zumo de tomate, vodka y tabasco- o una mimosa -champán con zumo de naranja-.
Entonces, ¿quedamos este domingo para un brunch?