Iván Martín
Las discusiones son un gran ejercicio para mostar nuestras opiniones y emociones. Mantener la calma y la autocrítica es esencial para lograr unos resultados positivos.
Las discusiones son una parte natural dentro de la comunicación entre las personas. Expresar disconformidad, molestia u opiniones contrarias en ocasiones se vuelve una experiencia muy desagradable. Muchas veces la experiencia y la educación afecta de forma directa a la hora de formar parte de una discusión. Se ha tendido a ...
Las discusiones son una parte natural dentro de la comunicación entre las personas. Expresar disconformidad, molestia u opiniones contrarias en ocasiones se vuelve una experiencia muy desagradable.
Muchas veces la experiencia y la educación afecta de forma directa a la hora de formar parte de una discusión. Se ha tendido a generalizar la idea que las discusiones son situaciones negativas y desagradables, nada más lejos de la realidad. Las discusiones son una buena oportunidad para mejorar las relaciones con nuestro entorno y dar a conocer nuestras habilidades sociales.
Consejos para fomentar las discusiones sanas
Discutir no es algo fácil, lo realmente complicado es practicar una discusión sana y constructiva. Por lo general, las discusiones suelen aparecer a partir de discrepancias entre las personas, saliendo a la luz numerosas emociones negativas que envuelven las discusiones en un tono fuerte, nervioso muy alejado de una correcta comunicación. A continuación, vamos a nombrar tres consejos básicos para aprender para manejar las discusiones de una forma constructiva:
1.Tranquilidad. Una de las bases primarias que sustentan una óptima discusión se basa en propiciar un escenario tranquilo. Conservar la calma es indispensable para poder valorar la situación, respetar a la otra persona y calibrar nuestras palabras. Discutir en un ambiente tenso no ayuda a conseguir resultados positivos. Por ello es esencial que una de las partes genere una actitud sosegada y conciliadora, con el fin de construir un contexto sano de comunicación. Si no es posible conseguir un ambiente calmado, es mejor retirarse y encontrar otro momento para discutir.
2.Saber escuchar. Posiblemente es una cualidad compleja de practicar y dentro de una discusión se vuelve aún más difícil. Las discusiones no deben ser utilizadas para gritar, insultar o lanzar dardos envenenados a la otra persona. Es prioritario conocer el mensaje que la parte contraria quiere comunicarnos, dejar tiempo para que exprese sus sentimientos y entender las palabras. No es cuestión de pensar la siguiente respuesta a modo de defensa, hay que reconocer lo que nos quieren decir, de este modo, sabremos responder de forma clara y constructiva.
3.Autocrítica. Las discusiones suelen definir acciones, situaciones o decisiones donde la parte contraria no está o ha estado de acuerdo. Por este motivo, es importante ser honesto, saber reconocer errores y compartir la autocrítica. De este modo, las posturas contrarias se vuelven más flexibles y maleables, conformando una comunicación más positiva.
Huir de las discusiones, no querer discutir, disminuye progresivamente el conocimiento propio y nos aleja de una correcta gestión de nuestras emociones, perjudicando seriamente la comunicación en nuestro entorno y dando lugar a situaciones cada vez más tensas y negativas. Los conflictos no se resuelven dilatándose en el tiempo, afectando duramente a las relaciones personales.
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