A lo largo de nuestra vida presentaremos numerosos episodios de tristeza, este es un sentimiento natural y necesario para gestionar las emociones; sentirse triste es una forma de canalizar diferentes situaciones, un procedimiento primario para aliviar nuestra carga emocional.

La tristeza es junto a la alegría, el miedo o el enfado una de las emociones básicas que el ser humano debe saber desarrollar y administrar correctamente.

La tristeza puede tener varios grados de intensidad, dependiendo de la situación que ha provocado dicho sentimiento: pérdidas personales, problemas en las relaciones personales, insatisfacción personal etc. La tristeza es un sentimiento tan duro cómo útil, pues es un signo que invita a la reflexión, organización y cambio. A continuación enumeramos una serie de consejos prácticos para superar la tristeza de manera sanana:

1. No te reprimas. El llanto, la expresión física de la tristeza no debe ser reprimida bajo ningún concepto. Nuestro cuerpo adopta sensaciones para defenderse de la tristeza, brindando los mecanismos para liberarse de la angustia: llorar libera la presión y el malestar y actúa de regenerador natural de nuestra mente.

2. Reflexiona las causas del dolor. Conocer de forma plena las causas de la tristeza y sus consecuencias es una labor de suma importancia, pues ayudará a encontrar las claves para ir minimizando la tristeza.

3.  Comparte tu tristeza. Rodéate de tu entorno más cercano, familiar y de confianza; expresa todos tus sentimientos e ideas que surjan en tu cabeza respecto a tus emociones. Escuchar la opinión de terceros es muy constructivo y reconfortante, aléjate de las personas tóxicas.

4. No a la pasividad. Sé una persona activa, en momentos de gran tristeza el abatimiento y pasividad forman parte de nuestra actitud; dedica tiempo a hacer ejercicio o pasear, cambia tus rutinas, es un momento ideal para dar rienda suelta a nuestro hobbies y generar opciones de esparcimiento.

5.Analízate. Uno de los puntos clave para comenzar a minimizar la tristeza esta basado en un profundo análisis personal de la situación que vivimos: enumerar las consecuencias de la tristeza, qué lugar ocupamos en este instante, qué queremos hacer y cómo lo queremos hacer.

Existen grandes episodios de tristeza que pueden desembocar en depresiones, ante grandes estados de tristeza o abatimiento personal es aconsejable acudir a un especialista para que pueda valorar nuestro estado emocional y proporcionarnos el mejor tratamiento posible.