El pueblo Toraja y sus tradiciones ancestrales (Parte II)

Un funeral significa casi la bancarrota para la familia, que no duda en agrupar a sus muertos para darles un funeral conjunto. Los dispendios son increíbles y cualquier familia debe sacrificar un mínimo de diez búfalos de agua en cada funeral, independientemente del número de muertos a honrar.

Un búfalo puede llegar a costar la friolera de treinta mil euros si es de los más codiciados, y es que se pagan auténticas barbaridades si el animal tiene manchas en el lomo con forma de alguna isla de Indonesia . Los más económicos pueden llegar a costar cinco mil, y si multiplicamos esta cantidad por los diez que son necesarios, la cantidad resultante es sumamente alta. Por esta razón, las familias esperan a que llegue la muerte de algún otro familiar para hacer un funeral conjunto, evitando así una segunda bancarrota.

También existen una serie de figuras expuestas en la tumba del fallecido cuyo objetivo es vigilar y proteger la misma del posible saqueo de ladrones. Sin embargo, para poder ponerlo en práctica hay que pagar un alto tributo, nada menos que el sacrificio de 24 búfalos por cada muñeco.

En 2010, la renta per cápita de Indonesia era de unos 2200 USD / año, aproximadamente unos 1750€. En el pasado, los ricos podían llegar a matar 200 búfalos en un solo funeral y hacer que durara varios meses. En la actualidad, tanto la duración de los funerales como el número de sacrificios está limitado pues esta práctica estaba llevando a la extinción del búfalo de agua.

A este tipo de ritual puede acudir cualquiera porque eso aporta a la familia mayor notoriedad, aunque cada persona debe llevar consigo un regalo como símbolo de respeto. Hay familiares que pueden ofrecer un búfalo, aunque realmente cada uno ofrece lo que puede.

Durante los días que dura el funeral se montan casas provisionales confeccionadas con bambú para hospedar a los invitados, y durante ese tiempo la familia debe encargarse de su alimentación.

Algunos habitantes del pueblo Toraja viven en ciudades y al morir deben ser trasladados a su lugar de origen porque fuera de él no está permitido cuidar al "enfermo" siguiendo su ritual. Lo más impactante es que trasladan al "enfermo" en un cortejo fúnebre equipado con una ambulancia que lleva las sirenas puestas.

Los Toraja también utilizan cuevas para dejar allí los ataúdes de sus muertos. El visitante que pueda contemplar aquellas escenas impactantes podrá ver féretros deteriorados con los cuerpos en descomposición a la vista de cualquiera, huesos en el suelo, cementerios colgados de barrancos o incluso visualizar los objetos banales predilectos del fallecido que se encuentran junto a su ataúd para hacer más llevadero el largo recorrido que le espera de camino al cielo.

*Fotos: Rodrigo Fernández en Twitter

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