Para lucir una piel impecable, suave, llena de vitalidad y con toda la luminosidad lo recomendable sería que utilizases, además de una crema hidratante acorde con tu tipo de piel, mascarillas faciales. Gracias a ellas podrás limpiar de forma exhaustiva el rostro, eliminando las células muertas y las impurezas que ...
Para lucir una piel impecable, suave, llena de vitalidad y con toda la luminosidad lo recomendable sería que utilizases, además de una crema hidratante acorde con tu tipo de piel, mascarillas faciales. Gracias a ellas podrás limpiar de forma exhaustiva el rostro, eliminando las células muertas y las impurezas que pudieran estar presentes, purificando y nutriendo el rostro. Incluso hay algunas que tienen la función de combatir los signos visibles de la edad. Puedes utilizarlas tanto de día como de noche, son fáciles de usar, no requieren demasiado tiempo, son de rápida absorción y los resultados son inmediatos. Antes de aplicar la mascarilla deseada es conveniente que la piel esté bien limpia.
Para extender la mezcla emplearás una espátula o una brocha. Por ejemplo, la verde está indicada para pieles de textura grasa y con impurezas, mientras que, si tu cutis es seco, lo aconsejable es que utilices la blanca o también conocida como caolín, sería la más pura. En cambio, si estamos ante una piel sensible, tu mejor opción es la roja. Para rostros todavía más sensibles se recomienda la rosa. Se consigue a través de una mezcla de arcilla blanca y roja. Si el tipo de piel no es un problema, se emplearía la amarilla, idónea para todo tipo de pieles. Una vez que la apliques tendrá que permanecer extendida entre 15 y 20 minutos. Para retirarla basta con echar un poco de agua y secar bien con una toalla. Tras este paso hidrátala con tu crema facial de cabecera.
Las mascarillas en crema son las de siempre. Se aplican como cualquier otra crema extendiéndola bien para que penetre por todo el rostro. Cuentan con un extra de hidratación y son suaves al tacto.
Estas se acoplan a todo tipo de rostros a la perfección como si estuviese poniéndote una máscara de Carnaval, puesto que ya traen los huecos para dejar al aire los ojos, las fosas nasales y los labios. Una vez colocada, tendrás que dejarla actuar el tiempo correspondiente y retirarla cuando sea necesario. Lavar la cara y secarla bien. Notarás que tu piel está relajada, más suave, refrescante e hidratada.
Es una buena opción para acabar con los puntos negros y la grasa acumulada en la piel, otorgándole la luminosidad y suavidad perdidas, reduciendo así las imperfecciones. Una vez que te la apliques, sea en formato crema o adherida al rostro, basta con tirar por el borde y extraerla.
En ocasiones puedes estar interesada en centrar tu atención en una parte determinada del rostro para proporcionarle todo tipo de cuidados. Esto es posible con ayuda de los parches faciales creados para una zona específica, ya sea el contorno de los ojos o en formato antifaz, labios, para las patas de gallo, para el cuello o la zona del escote. Por ejemplo, los que se colocan por debajo de los ojos sirven para aliviar la zona donde aparecen las ojeras y bolsas, de tal forma que la suaviza e hidrata.
Se mezclan con agua hasta que esta adquiera forma de pasta. Se aplica por todo el rostro con ayuda de una espátula. Se dejan actuar el tiempo correspondiente y se retiran.
Como su propio nombre indica adquiere un aspecto espumoso una vez que entra en contacto con la cara. De este modo, se elimina la suciedad acumulada, se oxigena la piel, ofreciendo un aspecto reconfortante.
FOTO PRINCIPAL.: Photo by Shiny Diamond from Pexels.
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