La primera duda que se nos plantea es lo que sucede con nuestro recién nacido durante el tiempo que pasamos con él en el hospital. Es incertidumbre genera una enorme tensión a los padres primerizos, pero es fácil resolverla, preguntando a los responsables sanitarios.

A pesar de que la pandemia covid parece haber cambiado toda nuestra vida, algunas pautas sanitarias permanecen inalterables. En el hospital habrán hecho todo lo necesario para garantizar la salud de nuestro hijo, de eso es de lo único que puedes estar seguro. Cualquier medida implementada lo será para beneficiaros, no lo dudéis.

Nada más nacer se les somete al test de Apgar en la sala de partos, analizando su ritmo cardíaco, reflejos, respiración y llanto. El bebé es valorado y, si no es tratado, significa que todo está bien.

A las 24 y 48 horas se le hace una prueba sanguínea indolora. Se le extrae sangre (normalmente del talón) en busca de afecciones metabólicas como el hipotiroidismo que deben ser detectadas en los momentos iniciales para evitar complicaciones.

Un temor frecuente es ver la forma de la cabeza del pequeño. No debes preocuparte porque no sea totalmente redonda. Así está bien. Aún no se han cerrado las fontanelas y por eso tiene ese aspecto un tanto extraño; en unos meses será redondeada.

El cordón umbilical será tratado con alcohol o povidona hasta que se caiga (entre 7 y 15 días). En el hospital lo hacen los especialistas; al llegar a casa manejadlo con cuidado, pero adecuadamente para evitar infecciones. La pinza que lo sujeta (si la hay cuando salgáis de la clínica) no puede quedar cubierta ni por el pañal ni por las gasas, pues debe secar al aire. Si hay sangrado, mal olor o no se desprende en 15 días, acudid al médico para que lo valore.

No os preocupéis por las vacunas. El encargado es el pediatra, quien seguirá las directrices marcadas por la Comunidad Autónoma al establecer el calendario vacunal específico y coordinado con el Ministerio de Sanidad. Han sido probadas y analizadas exhaustivamente y no son peligrosas para el bebé. Lo peor que puede pasar es que se inflame un poco la zona de inoculación o el bebé esté incómodo o con unas décimas. Consultad al pediatra. Existen, además, vacunas específicas que pueden ser interesantes y que él os recomendará.

Deben descartarse problemas visuales congénitos como las cataratas y la presencia de ciertas infecciones oculares como la conjuntivitis que han de ser tratadas correctamente. Es por ello por lo que el pediatra lo analiza y comenta cualquier problema que haya detectado en un estadio tan precoz.

Transmitir tranquilidad es la mejor indicación que se puede pautar. Es un momento importante para todos los miembros de la nueva familia y todos tienen derecho a manifestar sus preocupaciones desde una postura personal pero intentando no alarmar a los demás.