Tener pareja y dormir juntos es lo normal, al menos está considerado así por la mayoría de las personas. Sin embargo, algunos matrimonios o parejas deciden dormir separados y eso no significa que la cosa no funcione o que ya no exista pasión entre ellos. Llevamos compartiendo la cama durante muchos años, aunque siglos atrás no era así y tampoco era tildado como algo descabellado como ahora, más bien todo lo contrario.

Anterior a la era victoriana (siglo XVI), las parejas casadas solían dormir en habitaciones diferentes. Incluso, más atrás, en la antigua Roma, lo normal era utilizar la cama para mantener relaciones sexuales y no para dormir.

¿Es bueno dormir en camas separadas?

Dormir juntos puede convertirse en una pesadilla a la hora de pasar una pésima noche: que si has invadido mi espacio, que si te has quedado con la manta, que si roncas mucho, etcétera. Las parejas que tenían estos problemas y han decidido dormir separados, han mejorado mucho sus noches, algo que según los expertos puede repercutir positivamente a nivel fisiológico y emocional. En primer lugar porque ya no nos despertamos en mitad de la noche por los ronquidos de nuestra pareja o por sus patadas involuntarias.

En Inglaterra, Japón o Estados Unidos se está convirtiendo en una práctica habitual y no pasa nada. De hecho, muchos expertos en el sueño han llegado a la conclusión de que lo aconsejable es dormir en camas separadas para obtener un buen descanso y de paso evitar crisis en la relación de pareja.

Todo depende de cada pareja

Dormir separados o juntos es una decisión personal que forma parte de la pareja, lo importante es hablar y llegar a un acuerdo. Cada pareja es libre de tomar la decisión más oportuna de acuerdo a sus preferencias, siendo fundamental atender las necesidades propias y las del otro.

Dormir separados no significa estar enfadados o no estar juntos y es importante dejarlo muy claro. A nivel fisiológico, dormir con tu pareja puede interrumpir el sueño a través de molestos microdespertares. De hecho, la mayoría de las veces dormimos juntos por una cuestión puramente emotiva y no por comodidad.

Dormir es un placer, al igual que comer. De hecho, pasamos muchos años de nuestra vida durmiendo y si no dormimos una noche, el cuerpo lo notará al día siguiente.

Como dato curioso, algunos estudios han revelado que las mujeres suelen molestarse más ante la presencia del hombre que viceversa. Además, una de las razones principales por las que actualmente no dormimos juntos es por no coincidir en cuanto a horarios laborales se refiere.

El sueño de muchas personas es una prioridad para estar bien físicamente y encontrarse de mejor humor. Si la pareja perjudica el descanso, es suficiente razón para no dejarlo pasar. Hoy más que nunca, las parejas toman esta decisión consensuada en su propio beneficio. De hecho, esta situación puede mejorar la calidad de los momentos íntimos compartidos y, por ende, nuestra vida sexual.

Las relaciones de pareja avanzan y la forma de ver las cosas ha cambiado. Se trata de un comportamiento que vela por el bienestar personal, algo que no hace daño a nadie, siempre y cuando los dos miembros de la pareja estén de acuerdo.

Incluso algunas parejas deciden llegar a un determinado pacto para dormir juntos días concretos, ya sea fines de semana o en vacaciones. No se trata de una actitud egoísta o puede que sí. Sea como sea, dormir juntos tiene que verse como una forma de encontrarse sin que estén presentes la monotonía ni la obligación.