Para lograr una digestión adecuada es necesario contar con los nutrientes necesarios, así como fibra y agua. Los probióticos también son elementos imprescindibles que deben formar parte de nuestra alimentación diaria. Su consumo habitual te ayudarán a favorecer la flora intestinal, de ahí que sea importante ingerirlos a diario.

Las personas que desean mejorar su digestión, deben incluir en su dieta dos componentes fundamentales: prebióticos y probióticos. Los prebióticos no pueden ser digeridos por el organismo, pero sin embargo potencian el desarrollo de bacterias buenas en el intestino (lactobacilos y bifidobacterias). Dentro de los componentes prebióticos más conocidos nos encontramos con fibras especiales, básicamente la insulina y los fructooligosacáridos, que se consideran el combustible de los componentes probióticos que veremos a continuación.

Cuando hablamos de los probióticos, nos referimos a microorganismos vivos, que conceden múltiples beneficios en la salud intestinal, siempre y cuando se obtengan en una cantidad óptima. Se trata de levaduras o bacterias que podemos encontrarnos en medicamentos, suplementos y en alimentos de una forma natural.

El yogur, el queso y otros productos lácteos son los probióticos más conocidos. Sin embargo, existen otros alimentos ricos en bacterias que influyen positivamente en nuestro intestino, aunque apenas tengamos información sobre ellos. Desde aquí vamos a nombrarte algunos para que tengas constancia de que existen otras alternativas disponibles:

Kéfir

Es un producto lácteo parecido al yogur, aunque poseen más probióticos. Es un alimento fermentado a partir de bacterias y levaduras, que procede de Asia y Europa. Es perfecto para el tratamiento de algunos problemas digestivos. Además, ayuda a combatir ciertas infecciones producidas por bacterias y potencia la salud de los huesos.

Chucrut

Se trata de un alimento muy común en Alemania, aunque también se consume en otros países como Suiza, Francia o Polonia. Se elabora a partir de la fermentación del repollo en salmuera y posee una gran cantidad de bacterias, aunque también es fuente de fibra y vitaminas C, B y K.

Kombucha

Esta bebida de té verde procede de la medicina tradicional china y tiene propiedades antioxidantes y depurativas. Se elabora con un proceso de fermentación determinado, dando lugar a una bebida que cuenta con enzimas, vitaminas y aminoácidos que son ventajosos para la digestión. No es recomendable para las personas que tienen infección causada por el hongo Cándida.

Pepinos agridulces

Los encurtidos tienen probióticos, siendo los pepinillos ricos en bacterias beneficiosas para el sistema digestivo. A la hora de comprarlos, es preferible optar por los que se elaboran de manera artesanal, así podrás beneficiarte de la mayor cantidad de probióticos posible. Ahora bien, no se recomienda consumirlos en exceso por su elevada capacidad acidificante.

Tempeh

El tempeh es un alimento mítico de Indonesia. Se crea a partir del grano de soja fermentado y su presentación es similar al turrón. Es rico en proteínas, especialmente B12, y en probióticos. En la dietas veganas suele utilizarse como sustituto del tofu o la carne. Se puede consumir en ensalada o puede prepararse horneado o salteado.

Miso

El Miso se utiliza para dar sabor a las comidas. Es una pasta salada y un poco amarga de color rojo, blanco, amarillo o marrón, cuyos orígenes datan del siglo VII en China, aunque sus propiedades llegaron a Japón y después a los países de Occidente. Suele utilizarse habitualmente en sopas, aunque también es posible usarlo en ensaladas, salsas o verduras.