Botánicamente es una cucurbitácea del grupo Citrullus lanatus cuyo fruto es grande, carnoso y muy jugoso por su elevado contenido en agua. Aunque las especies antiguas tenían todas pepitas, ya se han obtenido frutos en los que se han eliminado para favorecer su consumo. Elige la que más te guste y consérvala en la nevera, pero no a temperatura demasiado baja.

En su composición química destacaría la presencia de: agua en un alto porcentaje, citrulina, carotenoides en elevada proporción, vitaminas (C y B, fundamentalmente), minerales (calcio, hierro, fósforo y potasio, entre otros) y fibra.

Sus propiedades son numerosas y se incrementan con la madurez. Destacaría que:

1-Es ligeramente diurética y baja en calorías, por lo que resulta muy adecuada si quieres reducir tu peso. No esperes adelgazar por comer sandía, pero, incluida en una dieta adecuada, te ayudará a alcanzar tu objetivo.

2-Tiene efectos positivos sobre la salud ocular por su contenido en carotenos que se transforman en vitamina A.

3-Se considera fuente de licopeno, un antioxidante que reduce los radicales libres y se cree que reduce la inflamación de los tejidos.

4-Mejora el estreñimiento y favorece la motilidad intestinal por su alto contenido en fibra. Se considera un laxante natural muy adecuado para quienes padecen este problema con los cambios de estación o durante los viajes.

5-Se considera buena para el corazón y la hipertensión por su contenido en citrulina.

6-Es una fuente de energía directa por su contenido en vitaminas del grupo B.

Pero no todo son ventajas. Entre los inconvenientes destacaría que es mejor no tomarla como postre porque puede provocar digestiones pesadas a personas susceptibles de padecerlas. Tampoco deberían abusar de su consumo quienes padecen insuficiencia renal y siguen una dieta relacionada con el potasio, aunque contiene menos cantidad que otras frutas.

Para reconocer que está en su punto, fíjate en el sonido que hace al golpearla (que suene a hueco) o en el peso (cuanto más mejor respecto del tamaño). También es importante el color de la zona que estuvo apoyada en la tierra; si es amarillenta es que se ha recogido en su mejor momento.

Consúmela tal cual llega, fresquita, pelada y cortada. También puedes usarla para preparar zumos, helados, mermeladas, flan, batido, sorbetes o granizados, por ejemplo. Otra opción es añadirla al gazpacho, pues combina muy bien con este refrescante plato veraniego.

Compra y come fruta. La de esta época es muy variada y seguro que encontrarás alguna que satisfaga tus necesidades. Consulta a los vendedores que son los que mejor conocen el producto que ofrecen. Sigue sus indicaciones pues tu salud te lo agradecerá.