Victoria Carmona
Ahora que llega el buen tiempo y el calor desnudamos nuestros pies a favor de zapatos más ligeros, abiertos y más bonitos; pero en muchas ocasiones este cambio nos acarrea problemas en los pies como dolor, heridas, ampollas de rozaduras; etc. Por ello hay que elegir el calzado que más se adecue a nuestros pies sin tener que renunciar a ir a la moda.
Así que lo mejor será buscar en las zapaterías aquellos zapatos de verano o sandalias que se ajusten a nuestra forma de pie, que no sea demasiado estrecho, ni pequeño u holgado y que nos aporte comodidad y confort. Además, podemos tener en cuenta los tres requisitos básicos del zapato ...
Así que lo mejor será buscar en las zapaterías aquellos zapatos de verano o sandalias que se ajusten a nuestra forma de pie, que no sea demasiado estrecho, ni pequeño u holgado y que nos aporte comodidad y confort. Además, podemos tener en cuenta los tres requisitos básicos del zapato ideal: materiales naturales, flexibles y confortables que permitan la transpiración.
Mejor los de la temporada anterior
Para empezar, los primeros días de calor, deberíamos ponernos el calzado de la temporada anterior; al que nuestros pies ya están acostumbrados por el uso que les dimos con anterioridad.
Sin embargo, cuando ya nos decidimos a estrenar, uno de los problemas más comunes son las rozaduras y ampollas. No es difícil vernos en la siguiente situación: un pie sudado que resbala dentro de un zapato muy rígido. También es habitual encontrarnos incómodos con zapatos muy puntiagudos, apretados o tacones excesivamente altos. Quince minutos con un calzado a estrenar son suficientes para arruinarnos el resto del día.
Por ello, aunque es mejor prevenir estas heridas, una vez que aparecen es cuidarlas al máximo para evitar posibles infecciones.
Cómo cuidar los pies dañados
Una vez que tenemos la rozadura y/o ampolla, lo mejor es lavar minuciosamente la zona con agua y jabón, secarla bien, aplicar un antiséptico y cubrirla con un apósito. Por otra parte, si la ampolla ya tiene líquido en su interior, lo mejor es no pincharla; pero si se encuentra en un sitio que nos impide caminar habrá que hacerlo con una aguja esterilizada, pero sin retirar la piel; ya que sirve de protección.
De todas maneras, ante estos casos lo mejor es consultar con el farmacéutico, ya que hoy en día existen numerosos y novedosos remedios para evitar esas incómodas rozaduras o para su posterior cura.
Consejos para encontrar el calzado perfecto
Otro tipo de calzado que nos puede acarrear problemas son las chanclas, de caucho o de goma; ya que éstas no nacieron ni para caminar, ni para ir a trabajar o salir de paseo por el asfalto. Con ellas el pie suda más de la cuenta y dada su escasa sujeción no es difícil que el pie sufra de algún esguince, torcedura o dolor que se puede alargar en el tiempo y que también nos puede acarrear dolor de piernas.
Por todo ello, es recomendable seguir unos consejos para elegir el calzado perfecto:
- Probarse el calzado a última hora de la tarde cuando el pie está más dilatado.
- Caminar en casa con elos antes de estrenarlos
- Ha de quedar un poco holgado, pero lo justo. Nunca debe tener libertad para subir y bajar sobre el talón al caminar.
- No comprar el calzado si queda muy ajustado.
- Elegir los de suela firme, antideslizante y gruesas para amortiguar el impacto que se produce al caminar.
- Contrafuerte del talón confortable y plantilla blanda.
- No usar zapatos con tacón de más de 4 ó 5 centímetros.
- Puntera amplia para evitar la opresión de los dedos.
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