El té forma parte del estilo de vida de muchas personas en el mundo, su sabor exquisito y sus propiedades relajantes y curativas han convertido a esta bebida en una de las más consumidas en el mundo. De hecho es la segunda bebida más consumida tan solo superada por el ...
El té forma parte del estilo de vida de muchas personas en el mundo, su sabor exquisito y sus propiedades relajantes y curativas han convertido a esta bebida en una de las más consumidas en el mundo. De hecho es la segunda bebida más consumida tan solo superada por el agua.
El té en infusión que resulta de hervir hojas y brotes de la planta del mismo nombre en agua. Esta planta pertenece a la familia de las camelias, un arbusto originario del sudeste asiático. Su consumo se remonta a miles de años atrás y, aunque su origen concreto no está definido del todo, se cree que se empezó a consumir en China gracias al emperador Shen-Nung que lo descubrió de forma fortuita. En un cazo de agua que hervía cayeron unas hojas de un árbol que había junto a él. También se dice que fue el príncipe Bodhi-Dharma quien lo descubrió, pero es bien cierto que todas las leyendas coinciden en que su descubrimiento fue de forma casual. Sí que es cierto que hay evidencias de su consumo en China en tiempos de antes de Cristo y que su expansión y consumo en todo el mundo nace de este país asiático. De hecho, empezó a extenderse como remedio medicinal.
Seguro que, si eres consumidor habitual de té, habrás probado infinidad de variedades: té verde, té negro, té rojo… su sabor es distinto, pero, ¿sabes cuáles son las propiedades de cada uno de los tipos de tés?
Té verde: El té verde se elabora con hojas que se dejan secar. En este proceso, las hojas adquieren un color verdoso que tiñe el agua diferenciándolo de otros tipos de tés. El té verde es uno de los más consumidos y son famosas sus propiedades para la salud. El té verde contiene cafeína, teofilina y teobromina que ayudan a estimular nuestro sistema nervioso. Es un gran antioxidante y ayuda a reducir el colesterol malo y evita que suframos enfermedades cardiovasculares.
Té rojo: Se trata de un tipo de té oxidado que sufre una fermentación microbiana que lo convierte en casi milagroso. Ayuda a eliminar el exceso de grasa y tiene propiedades diuréticas. Además, es detoxificante y evita la retención de líquidos.
Té blanco: Este tipo de té ni se oxida ni fermenta. Tiene un sabor especialmente fresco y suave. Es el té que contiene menos teína de todos lo que lo hace ideal para consumir a cualquier hora del día. Es un tipo de té rico en antioxidantes, previene enfermedades cardiovasculares y su alto contenido en polifenoles ayuda a evitar la proliferación de tumores. Además, está especialmente indicado para ayudar a combatir problemas del sistema digestivo.
Té negro: Es un té oxidado, de ahí su color característico. Ayuda a reducir el colesterol, mejora el sistema inmune y el sistema cardiovascular, reduce los niveles de azúcar en sangre, además, tiene innumerables beneficios para la salud mental (alivia el estrés y mejora la concentración y la memoria).
Té azul: Uno de los tés más desconocidos. Es un té que se produce en Asia de sabor fino y aromático. Ayuda a la pérdida de peso, cuida el hígado, mejora el aparato respiratorio y ayuda a bajar los niveles de azúcar en sangre.
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