Son infinitas las dudas que van surgiendo a los nuevos padres en la crianza de sus bebés. Y sin duda, uno de los dilemas por antonomasia durante los primeros años de vida del pequeño es si colechar con él o no. Esta práctica en la que las criaturas duermen con uno o los dos progenitores puede ser practicada en la misma cama, en camas continuas o uniendo la cama y la cuna, es una opción muy beneficiosa, aunque también más cómoda en ciertas circunstancias, sobre todo en el periodo de lactancia.

La Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) recoge las palabras del antropólogo y experto en sueño infantil James McKenna, quien afirma que, cuando se practica con seguridad, "el colecho con la lactancia materna representa un sistema de cuidado de niños altamente efectivo, adaptativo e integrado que puede mejorar el apego, la comunicación, la nutrición y la eficiencia inmune del lactante gracias al aumento de la lactancia materna y al aumento de la supervisión de los padres y del afecto mutuo que acompañan a esta práctica".

Disminuye el riesgo de muerte súbita

Dado que tiene múltiples beneficios y ventajas, es una corriente muy común no solo en Occidente, también en otras muchas culturas. Incluso varios estudios la asocian con una mayor protección ante el síndrome de muerte súbita. De hecho, en Japón, donde el compartir cama o habitación con los bebés es totalmente normal, las tasas de síndrome de muerte súbita del lactante están entre las más bajas del mundo.

Otro de los grandes beneficios del colecho es la sincronía termal, es decir, el control óptimo de la temperatura del niño. De nuevo la ciencia avala este argumento, revelando que el contacto del pecho de la madre con su bebé cuando este tiene frío aumenta alrededor de dos grados su temperatura corporal. Igualmente, si es el pequeño quien está caliente, es su progenitora la que la puede bajar entre 1 y 2º C.

También destaca la FAME que es una práctica que disminuye la probabilidad de llanto del lactante. Con lo cual, es bueno para sus pulmones, puesto que el llanto prolongado provoca que se puedan ensanchar más de lo debido.

¿Por qué algunos expertos lo desaconsejan?

Ahora bien, como indica la Asociación Española de Pediatría, es importante que los padres estén informados sobre ciertas circunstancias que pueden acarrear mayor riesgo para los niños si se practica el colecho, principalmente entre los menores de seis meses.

En este sentido, el Comité de Lactancia Materna de la AEP y el Grupo de Trabajo de Muerte Súbita Infantil de la AEP consideran que se debe tener en cuenta que la forma más segura de dormir para los lactantes menores de seis meses es en su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres. Existe evidencia científica de que esta práctica disminuye el riesgo de SMSL en más del 50%.

Los expertos hacen hincapié en que la lactancia materna tiene un efecto protector frente al SMSL y, por otro lado, el colecho es una práctica beneficiosa para el mantenimiento de la lactancia materna, pero también se considera un factor que aumenta el riesgo de SMSL por lo que no debe ser recomendado en lactantes menores de tres meses de edad; en bebés prematuros y con bajo peso al nacimiento; en casos de padres que consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes; en situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo; sobre superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones; y n con otros familiares, con otros niños o con múltiples personas.

Pero en líneas generales, y con medidas sencillas, se puede mantener a los bebés de forma segura en las camas de sus padres