Se suele decir que a nadie le amarga un dulce. En el caso del chocolate bio, aún es más cierto por varios motivos. El cacao se cultiva sin pesticidas, fertilizantes u otros químicos. Por lo tanto, se utilizan materias primas -cacao, azúcar, etc.- de cultivos ecológicos con su certificación correspondiente, explica Cristina Diago, responsable de Comunicación de la Asociación Vida Sana.

"Otro de los motivos por los que consumir estos chocolates es que son mejores para el medio ambiente. No deberíamos olvidar que el cacao se produce en países donde la legislación ambiental puede ser menos estricta que la normativa europea. Además, los alimentos que provienen de países de fuera de la Unión Europea tienen un riesgo mayor de contener residuos de pesticidas que están prohibidos en la UE", añade Diago.

Menos grasas saturadas

Además, en la elaboración del chocolate bio se sustituye la mantequilla, la margarina o los aceites vegetales, por grasas más saludables como el aceite de oliva virgen extra. También se reemplaza el azúcar blanco refinado por la miel, la Stevia natural, el azúcar moreno o la panela. De ahí, que se considere al chocolate bio más rico en minerales, fibra e hidratos de carbono, comparado con el industrial.

Más saludables

De entrada, el chocolate bio tiene más polifenoles, sustancias vegetales con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, que el convencional. Fuentes de Veritas calculan que 100 gramos de chocolate ecológico contienen 1143 miligramos de compuestos polifenólicos, lo que supone casi un 18% más que los presentes en la misma cantidad de chocolate industrial. Se recomienda, eso sí, que posea un 75% de cacao, como mínimo.

Las mismas fuentes añaden que 100 gramos de chocolate ecológico triplican el contenido en hierro del convencional. Por lo tanto, el chocolate bio aporta un 54% de la dosis diaria de hierro que necesita el organismo. Desde Veritas también destacan la abundancia de potasio de estos productos ecológicos: hasta un 83,7% más que el resto.

Nuevos formatos y sabores

Ya hemos hablado de las propiedades beneficiosas de los chocolates bio, la mayoría procedentes del Comercio Justo. Sin embargo, y en otro orden de cosas, los fabricantes buscan maximizar esa sensación placentera del "chocolate que se funde en la boca". Además de elaborar chocolates bio, sin gluten ni alérgenos, buscan sorprender con nuevos formatos y sabores. Os recomendamos algunos:

Chocolatinas saladas. Chocolates Artesanos Isabel nos ofrecen dos formatos: carrés con diferentes incrustaciones y crackers (galletas), más crujientes que las primeras. Anímate a probar los siguientes carrés: de chocolate blanco con kikos y flor de sal, de chocolate con leche y cebolla y de chocolate negro 75% con cinco pimientas.

Turrones. Chocolates ecológicos Tierra Dulce nos acerca la Navidad con su turrón de chocolate al cava. Por fuera, lleva chocolate negro suave; por dentro, relleno de trufa de chocolate con leche al cava, 100% ecológico, por supuesto.

Tabletas. Dentro de su línea orgánica, Chocolates Torras presenta algunas tabletas realmente originales. Es el caso del chocolate negro con sésamo y polen, con un sutil aroma a miel. Tampoco puedes dejar pasar el chocolate negro con maca, conocida como el ginseng peruano, y jengibre. Los fans de los frutos rojos tienen su propia tableta: chocolate negro con bayas de goji y açai en polvo.

En tu despensa tampoco pueden faltar las tabletas de cacaos orgánicos de pequeñas cooperativas de productores de Santo Tomé y Príncipe, Madagascar (uno de los más aromáticos del mundo), Perú y República Dominicana, de Chocolates Organiko. Sin duda, una manera deliciosa de empezar la semana.