Algunos factores desencadenantes pueden precipitar la aparición de la distimia en personas vulnerables a ello. Vivir experiencias traumáticas como perder el empleo, un divorcio complicado, la pérdida de un ser querido, estar sometido a un nivel de estrés mantenido en el tiempo, un accidente o tener problemas económicos, resultan especialmente ...
Algunos factores desencadenantes pueden precipitar la aparición de la distimia en personas vulnerables a ello. Vivir experiencias traumáticas como perder el empleo, un divorcio complicado, la pérdida de un ser querido, estar sometido a un nivel de estrés mantenido en el tiempo, un accidente o tener problemas económicos, resultan especialmente importantes en su aparición.
La distimia, igual que sucede con la mayoría de los trastornos psicológicos, se considera el resultado de la combinación de diferentes causas entre las que destacan:
1-Las personas con antecedentes familiares de depresión leve o distimia presentan un mayor riesgo de desarrollar distimia en algún momento de su vida. Tener un familiar de primer grado con esta patología aumenta de dos a tres veces la probabilidad de padecerla uno mismo. Además, se ha relacionado con la presencia de algunos genes específicos, encontrados en una elevada proporción de pacientes con distimia.
2-La relación de apego vivida en la infancia con los cuidadores principales y significativos determina muchas características personales. No haberse sentido valorado o querido por esas personas tan importantes para el desarrollo personal normal, posibilita arrastrar a lo largo de la vida una forma de ser cubierta de desesperanza y tristeza. Sentir que nos falta algo y que nuestras necesidades no han sido adecuadamente tratadas en la infancia, no nos permite cubrirlas cuando llegamos a ser adultos, pudiendo desencadenar el padecimiento de un trastorno psicológico como la distimia.
3-Las mujeres tienen el doble de riesgo de padecer distimia si las comparamos con los hombres. Los estudios realizados en este campo señalan que podría deberse a las diferencias hormonales entre ambos. La testosterona (que se encuentra en niveles elevados en los hombres) se relaciona con la reducción de síntomas distímicos, aunque el mecanismo por el que se produce este efecto no está totalmente claro.
4-Los niveles de neurotransmisores cerebrales, como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina son más bajos en quienes padecen distimia. Estos compuestos provocan alteraciones de las funciones metabólicas normales del organismo. Problemas de alimentación o de sueño asociados a estos niveles reducidos de neurotransmisores generan malestar y se incrementa la probabilidad de aparición de distimia.
5- El eje hipotálamo-pituitario-adrenal, el hipocampo y el sistema noradrenérgico de las personas con distimia funcionan de manera diferente a lo considerado normal.
6- Algunas zonas cerebrales, como la amígdala y las regiones corticales, presentan a nivel anatómico un menor volumen en quienes padecen distimia.
7-Ciertos rasgos de personalidad aumentan el riesgo de desarrollar un trastorno distímico. La baja autoestima, la sensibilidad extrema, la escasa tolerancia a la crítica o la perspectiva negativa de todos los sucesos normales de la vida provocan una mayor vulnerabilidad a desarrollar distimia.
Conocer las causas más frecuentes puede ayudarte a comprender la situación, pero es necesario acudir al médico y seguir sus indicaciones.
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