A todos nos ha pasado que en algún momento de nuestras vidas no podemos disfrutar del sexo del mismo modo que cuando tenemos pareja estable. Incluso a veces podemos estar una buena temporada sin un momento de intimidad satisfactorio al lado de otra persona. Si es tu caso, no debes preocuparte ...
A todos nos ha pasado que en algún momento de nuestras vidas no podemos disfrutar del sexo del mismo modo que cuando tenemos pareja estable. Incluso a veces podemos estar una buena temporada sin un momento de intimidad satisfactorio al lado de otra persona.
Si es tu caso, no debes preocuparte y mucho menos pasarlo mal. Es un tiempo que deberías aprovechar más para pensar más en tus necesidades y deseos. Además, no deberías dejar pasar la masturbación para seguir disfrutando del sexo, al mismo tiempo que conoces tu cuerpo en profundidad y exploras nuevas sensaciones. Debes pensar que no tienes que depender de nadie para tener una vida sexual placentera.
Durante la pandemia hemos tenido que dejar a un lado las relaciones sociales y muchas personas se han sentido más solas de lo normal. Llegados a este punto, es lógico preguntarse qué le sucede a nuestro cuerpo si durante un tiempo deja de disfrutar del sexo. Y peor aún, ¿y si nos acostumbrarnos a vivir sin él?
Según se ha demostrado, hacer el amor conlleva múltiples beneficios para la salud a nivel físico y mental. Por ejemplo, mejoramos la presión arterial y reducimos el nivel de estrés. Sin embargo, también se han descubierto los efectos negativos que puede tener el hecho contrario, es decir, si durante un tiempo largo dejamos de practicarlo y de tener orgasmos.
El sexo es una actividad placentera que relaja, por eso es normal que después de hacerlo te apetezca dormir. Asimismo, también influye en el estado de ánimo y al liberar nuestra energía sexual, nos encontramos con mejor humor y somos capaces de enfadarnos menos por cosas por las que podríamos entrar en cólera en otras circunstancias.
Al hacer el amor, se liberan endorfinas, lo que mejora el carácter. Si llevamos mucho tiempo sin practicarlo, el nivel de estrés puede aumentar.
Algunas investigaciones han llegado a la conclusión de que las personas que tienen relaciones sexuales regularmente tienen un nivel de presión arterial más bajo que las que no suelen tenerlas. Esta situación también está asociada al estrés, ya que fruto de la ansiedad, el cuerpo se pone en estado de alarma, dando lugar al aumento de la presión arterial.
El estrés influye negativamente en el sueño. De hecho, cuanta más ansiedad tengamos, peor descansaremos por la noche. Pues bien, justo antes de llegar al orgasmo, unos neutrotransmisores entran en acción, los cuales conceden un efecto calmante, que nos proporciona bienestar y relajación.
El área del cerebro que se encarga de la memoria se ve reforzada por la actividad sexual. Tal y como sucedía en el caso anterior, el estrés también está relacionado con la memoria, dando lugar a un efecto negativo. De esa forma, si el estrés disminuye, la capacidad cognitiva mejora.
Aunque pueda parecer increíble, se ha llegado a demostrar que los orgasmos son bastante beneficiosos para el sistema inmunológico. De hecho, se ha demostrado que las personas activas sexualmente pueden tener un alto nivel de inmunoglobulina A, que son los anticuerpos que combaten los virus del resfriado.
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